sábado, 24 de abril de 2021

LA FAMILIA: LA BASE DEL NATURISMO (BRASIL)

Una certeza: el naturismo no puede sobrevivir sin un equilibrio entre todos los modelos de familia.

No hay duda de que la familia es la estructura de la humanidad. Independientemente del tipo de familia y de las ideologías que se impongan en su formación y constitución, no cabe duda de que es la estructura familiar la que sostiene la existencia de los seres humanos. El "creced y multiplicaos" no es sólo una ideología religiosa, sino también una lógica científica, basada en la premisa de que la conservación de una especie se produce con su multiplicación. No hay proliferación de un ser vivo sin su matriz embrionaria. Así, el homo sapiens tiene su embrión de sostenibilidad en el poder familiar, como célula inicial de su formación.

Tácitamente, cualquier movimiento social depende de este criterio, porque está impregnado en la formación del hombre los principios que guían su existencia. De este modo, hay que registrar que el NATURISMO está absolutamente enraizado en esta lógica. La presencia y el respeto de las entidades familiares en el núcleo de sus actividades son condiciones inseparables para la existencia de la filosofía. Yendo más allá, es imposible admitir ninguna posibilidad de éxito, ningún segmento desligado de la magnitud de su soporte fundamental.

Pero es un hecho que en los últimos tiempos hemos visto espacios naturistas enrarecidos de las amplias formas del modelo familiar. La tendencia a la especialización en un solo formato ha desalentado la diversidad que debería garantizarse en cualquier entorno social. Cuando se incentiva, o se hace la vista gorda, a la hegemonía de un modelo, los demás se alejan, en detrimento total de la actividad. En cualquier entorno biológico y social la palabra mágica es "equilibrio", que es válido para todas las especies y clases, constituidas por la raza, el color, el género, las orientaciones, etc. En todos los casos en los que se ha descuidado este equilibrio, las características ambientales adecuadas se han hundido.

Por cierto, el naturismo es un movimiento que se idealizó justamente para demostrar que la desnudez es familiar y nunca debe asociarse a los ideales sexuales. Nada más natural que ser trabajado para que las familias de todas las estirpes se sientan atraídas por sus anfitriones. Cualquier actitud que tenga el alcance de alejar el mayor volumen de modalidad de familias, y que prevea la invasión de un solo tipo de familia, debe ser absolutamente rechazada.

Es muy obvio que cualquier medida que se adopte para corregir direcciones o propósitos dentro del naturismo sufrirá críticas o golpeará a cierto grupo. Pero es sencillamente comprensible que las situaciones se apacigüen con la adopción de mecanismos que despejen el camino hacia la mejor situación para la categoría y para las zonas, aunque esto llegue a causar oposición en un determinado grupo.

No cabe duda de que el naturismo ha sufrido un descenso de asistencia y aceptación, en contraste con lo que se veía hace 15 años, cuando el sector turístico específico del naturismo experimentaba un crecimiento anual del 30%. El descenso del interés por las estaciones naturistas tiene mucho que ver con la retirada de las familias, digamos, más ortodoxas del mundo naturista. Esta circunstancia coincide exactamente con el surgimiento de líderes más contundentes en sus críticas a las normas naturistas que hasta entonces monopolizaban: la prohibición de la asistencia generalizada de hombres no acompañados por mujeres, considerada discriminatoria por muchas personas que abogaban por su propio interés.

La flexibilización de esta norma se basó en la dificultad de asistencia de parejas homosexuales masculinas, bajo el temor de una idea propagada de posible homofobia. Esta relajación en la rigidez de la norma trajo dos consecuencias: el desequilibrio de género y la preponderancia de la asistencia de homosexuales en todas las zonas naturistas. Y como resultado, las mujeres y las familias heterosexuales (especialmente las que tienen hijos menores de edad) se han alejado del ambiente naturista. No hay manera de no reconocer que la presencia dominante de los varones, ya sean homosexuales o heterosexuales, causa vergüenza al público femenino y familiar, les guste o no a los críticos de esta postura.

Por lo tanto, es imposible no defender que se revise esta posición de los dirigentes, ya que es imposible ignorar que el retorno del crecimiento del naturismo depende del equilibrio de las zonas, que actualmente está fuera de control. Por no hablar de que esta situación ha atraído al naturismo a otro tipo de enemigos: los ostentosos sexuales, que han supuesto un gran trastorno para la imagen del naturismo. Todo ello como consecuencia de que los naturistas se vean disuadidos de llevar a sus hijos a la filosofía.

Por lo tanto, es saludable que volvamos a los anales del naturismo original, donde la regla fundamental, que en algunos lugares forma parte de una ley aprobada en los municipios, es seleccionar a los frecuentadores con restricciones en la generalización de la presencia masculina, independientemente de la orientación sexual, y sólo se debe permitir a aquellos que han demostrado ya practicar el naturismo y son reconocidos por las entidades que administran las áreas, en el respeto, principalmente, de las leyes aprobadas sobre el tema.

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