La foto es una selfie de la fotógrafa Anastasia Chernyavsky con su hija.
La pintura es la maternidad de Adolphe Bouguereau, pintor de 1800.
(Lamentablemente no pude poner una de sus fotos que había elegido. Intuible el porqué...)
El pintor, famoso por sus desnudos, tuvo la oportunidad de divulgar su arte en toda Europa y hoy es considerado uno de los grandes pintores de 1800.
La fotógrafa, comparada con los pintores del período neoclásico y con un impresionante dominio del blanco y negro, fue censurada por casi todas las redes sociales.
Anastasia Chernyavsky se ha convertido en el símbolo de todas las víctimas de la censura de hoy y del moralismo más desenfrenado y fanático.
El maldito psicoanálisis de estos obscurantistas fanáticos terroristas del pensamiento, está llevando al ser humano a la paranoia más destructiva.
Y aquí la gente comienza a no distinguir más el desnudo artístico del desnudo pornográfico.
A confundir y fundir, cada vez con más frecuencia, amor y violencia.
En redes sociales se indignan, señalan y censuran los desnudos artísticos, pero nadie se indigna, señala y censura los miles de videos y fotos que muestran violencias inauditas de todo tipo.
Violencias que a nivel emocional generan, en quien las observa, la esencia de la negatividad y el odio.
Tal vez porque el que tira filas es así mismo como nos quiere a todos, presa de paranoia, violencia y odio.
Es decir, todo lo que genera el miedo.
Porque siempre es una gran arma del poder.
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