Por mucho tiempo dentro de mi critica a la sociedad patriarcal, es el hecho de sentir que se debe cumplir ciertas reglas para encajar, si no, eras vista como la rara o la excluida.
Recuerdo la primera vez que agarré un rastrillo, fue a los 8 años, veía que todo mundo en la casa, en la escuela, en la televisión era normal que la mujer no tuviera vello, así que sintiendo esa presión, tomé un rastrillo que encontré en mi casa y me rasuré el abdomen.
Si, sé lo que está pasando por tu cabeza: «¡¿Cómo es que agarras el rastrillo de otra persona!?» pero a los 8 años la verdad no pensaba en lo que podía pasar, solo pensaba que quería estar como las mujeres que veo en televisión y como mis compañeras de la escuela.
En secundaria, sentía una vergüenza si se me veía el vello en las piernas, así que a veces solo rasuraba lo que la calceta y la falda no cubría. Y si tenía blusa de tirantes, olvídate de que levantara los brazos si ese día no pasé el rastrillo.
Intenté varios métodos, cera fría, cera caliente, crema, rastrillo y depiladora.
Para serte honesta, la depilación no es nada cómoda, a veces te quemas, te irrita la piel, te cortas, te deja muy sensible, pero entonces, ¿por qué demonios nos depilamos?
Después, cuando comencé dentro del nudismo, era de ley que cada evento tenía que rasurarme; no porque así lo dicta el nudismo, sino por esa creencia que venía manejando por muchos años, de que la mujer debe siempre mostrarse toda depilada para ser más femenina.
Con el tiempo, entre más practicaba nudismo, me comenzaba a cansar tener que depilarme cada vez, me daba cuenta que lo hacía para marcar una imagen y no tanto por mi comodidad, porque claro está que si fuera por comodidad, nunca me hubiera depilado.
Así fue como comencé a cuestionarlo, poco a poco me iba rebelando ante esa creencia patriarcal de que siempre debo estar depilada, aunando mi crecimiento dentro del feminismo que reforzaba esa rebeldía.
En casa sentía comodidad sin depilarme, así que decidí pasar esa comodidad a eventos o reuniones pero honestamente era muy difícil, la incomodidad se hacía presente, aunque notaba que era mental; los demás no mostraban interés alguno de si iba o no depilada, cada uno respetaba el cuerpo de las otras personas.
Entre más cuestionaba la depilación femenina, más comenzaba a sentir comodidad en lugares públicos, me ponía cada vez un reto: salir en shorts, luego salir en blusa de tirantes, poco a poco; era una lucha interna.
¿Suena un tanto exagerado apoco no?
Pero esas son las consecuencias de haber crecido en una sociedad donde dictamina que la mujer debe ser de tal manera para poder ser vista y tomada en cuenta. Para ser vista femenina, para ser tomada en cuenta por su belleza…
Hoy en día, la verdad puedo decir que puedo disfrutar de mi vello corporal sin temor a ser apuntada, a ser juzgada o ser vista menos femenina.
He decidido que lo que mejor me sienta ese día, con vello o son vello es para mi y nadie más. Al fin de cuentas, lo que me importa es mi comodidad.
Y definitivamente, si pudiera volver el tiempo, tomaría ese rastrillo de las manos de la Angela de 8 años y le diría que así es hermosa y que cuando llegue a una edad donde ya tenga vello se puede depilar o no y las dos están bien siempre y cuando lo haga por su comodidad y no la de los demás.
Así que si te has cachado con el sentimiento de TENER QUE depilarte para ir a una reunión o evento sea nudista o no, te invito a que lo cuestiones. Al inicio puede ser incómodo, recordemos que cambiar paradigmas no es comodidad, no es fácil pero te aseguro que valdrá la pena.
https://www.freesoulsca.com/el-vello-corporal-femenino/
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