Precisamente el sol fue un compañero inseparable del verano tarraconénse. “El reportaje se realizó en verano e influían la luz y la temperatura. Aquellos días los cielos eran muy rasos y la luz muy dura, lo que genera cierto contraste en las fotos. Es la luz que había; es cierto que me gustan luces más suaves, días de niebla, de bruma, de nubes, pero en este trabajo había sol y formaba parte de entorno.
¿Y cómo llegas Imanol Legross a la fotografía? “Siempre me ha interesado el arte, pero nunca he sido buen dibujante, ni buen pintor. En el momento que llegó una cámara a mis manos comprobé que me resultaba más fácil expresarme a través de la fotografía. Me resultaba más sencillo contar lo que pasaba por mi cabeza. A fin de cuentas, a través de mis fotografías trato de contar mi manera de ver el mundo. Comencé a sentirme cómodo con una cámara”. Del mismo reconoce, constató que necesitaba aprender. “Fue allá por 2011 fue cuando di con la Casa de la Imagen, un conocido me la recomendó, y empecé a estudiar fotografía. Hoy en día, formo parte del equipo de la Casa de la Imagen. Fui estudiando fotografía y poco a poco aquello me fue interesando cada vez más hasta llegar a un punto en que te enganchas. En este centro la fotografía se convierte en un veneno y terminas por necesitar la fotografía. En el equipo de la Casa de la Imagen tratamos de que la gente viva la fotografía con pasión, que se termine enamorando. Hice todos los cursos de la Casa de la Imagen, también otros fuera, intenté aprender de los mejores. Me di cuenta de que quería ser fotógrafo. Así que un día decidí dejar el trabajo que tenía entonces en una empresa de productos enológicos, vendí mi casa en Haro, y aposté por lo que me ilusionaba y lo que quería fuera mi proyecto de vida. Ahora trabajo como fotógrafo, trabajo como docente, estoy realizando un documental con Jesús Rocandio, el director del centro. Estoy muy feliz”.
Ese punto de ebullición por la fotografía no proviene de la infancia reconoce. “No, en realidad no había tenido un contacto anterior con la fotografía. Tan sólo con las cámaras que había por casa, con los álbumes de fotografía de familia, pero hasta los 20 o 25 años no me había interesado. Siempre me había gustado la fotografía, es cierto; disfrutaba con las revistas de National Geographic. Cuando probé con la fotografía ya no quería hacer otra cosa”.
Para alguien que habla de la fotografía desde el enamoramiento, qué es la fotografía. ¿Tiene que ver más con la búsqueda de la belleza, con contar algo, con la mera representación? “La fotografía para mí es un modo de vida. El que ama la fotografía ve imágenes hasta cuando va paseando por la calle. Haces fotografías, aunque no lleves una cámara a mano. Todo el rato, todo el rato, es una obsesión”.
“Entiendo que la fotografía tiene muchísimo que ver con el arte, pero creo que los fotógrafos no somos artistas, somos fotógrafos. Luego hay fotógrafos que también son artistas. Yo no me considero un artista, como fotógrafo trato de mostrar cómo veo el mundo, como lo comprendo. Entiendo que puede haber imágenes que sean muy bonitas, pero yo precisamente huyo de eso. Huyo de la imagen preciosista o de la imagen demasiado sensible o sensacionalista, no intento remover conciencias, no intento cambiar el pensar de la gente o mostrar un lado bonito o feo del mundo, lo único que hago es fotografiar las cosas que a mí me llaman la atención. Si eso despierta algún interés en el resto de las personas, genial; si puedo hacer que la gente cambie la manera de pensar sobre algún tema, genial; si consigo que alguien se enamore de alguna de mis fotografías, triplemente genial; si ya hago que necesite poseer esa fotografía sería lo máximo; y si ya no tiene dinero para poder comprarla y necesita robarla, eso ya es lo más alto a lo que se puede aspirar”.
Si echa la vista atrás, visualiza su primera cámara. “Fue una Canon 400D Digital; esa fue la primera que compré; por casa había habido otras. Recuerdo una Kodak Ektralite de cartucho 110 de color morado que sacaba negativos muy pequeñitos. Luego he adquirido otras cámaras digitales. Tengo una cámara digital Sony Alpha para los trabajos más puramente comerciales, pero cuando voy a desarrollar trabajos personales utilizo una Leica de 35 mm analógica, o, por ejemplo, este último trabajo está realizado con una Mamiya RZ67 y luego tengo una cámara de gran formato”.
“Cuando realizo trabajos más personales, más introspectivos, utilizo siempre analógico porque considero que te obliga a ser mejor fotógrafo, con la fotografía digital se ha banalizado todo un poco, como es gratis… La fotografía analógica obliga a ser más conciso, más certero, por el mero hecho de que cuesta dinero, con cada disparo sabes que están descontándose euros. Además, no soy de poner la ráfaga y volver de una sesión con mil fotos, si tengo 10 fotos, lo que se dice 10 fotos buenas, estoy más que contento. A entender ese concepto me ayudó mucho la fotografía analógica, a tener la pausa, a tener todo lo controlable bajo control, y apretar el botón en el momento idóneo”.
El proceso creativo de Imanol Legross le lleva a desarrollar su fotografía en el marco de proyectos. “Me gusta trabajar más en series de fotografías que en fotografías únicas o individuales. Lo que me motiva de la fotografía es construir una historia a través de imágenes. Por supuesto que deseas que cada una de las fotografías contenga su propia historia, pero es algo francamente difícil. Intento utilizar cada fotografía como una palabra que construye una frase”.
Si preguntas a Imanol por una fotografía con la que quedarse alude al futuro. “La fotografía que más me llama la atención es la que aún no he hecho. Las realizadas son ya pasado, les tienes cariño, pero son pasado. El fotógrafo siempre está buscando, es una obsesión. No se trata de hacerlas mejor, sino de encontrar respuesta con las fotografías a preguntas que me hago a mí mismo”. En busca de respuestas, Imanol Legross ya coloca enfoca con su cámara un nuevo objetivo. “Mi siguiente proyecto es sobre el injerto capilar en Turquía, siguiendo el problema de la alopecia, de los cánones de la belleza. Hoy en día hay clínicas españolas te llevan a Estambul para realizar los injertos en clínicas turcas. Me puse en contacto con algunos de estos centros, les gustó la idea y me financiaron los viajes a Estambul. He estado allí y volveré dentro de poco. Por supuesto, también es un proyecto en analógico”./Javi Muro
* ‘Fonolitas’, de Imanol Legross en Spectrum Sotos (Zaragoza. C/ Concepción Arenal, 19). La exposición permanecerá abierta hasta el 8 de diciembre de 2019, de lunes a viernes, de 11:00 a 13:00 horas y de 16:30 a 20:30 horas.
http://www.spoonful.es/noticia/cultura/fotografia/%27intento-utilizar-cada-fotografia-de-una-serie-como-una-palabra-que-construye-una-frase%27_20191113084547.html
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