lunes, 6 de febrero de 2023

OS NATURISTAS: ESTAR DESNUDO TE ASUSTA, ¿Y TE MOLESTA? ASÍ ES COMO HACER LAS PASES CON LA DESNUDEZ (BRASIL)


Para un psicólogo, necesitamos volver a enfrentarnos al cuerpo desde su función original: mediar nuestra relación con el mundo

“La desnudez a menudo me resulta incómoda”, reconoce la estudiante de nutrición Tânia Vieira, de 23 años, que detalla haber vivido, durante años, una relación conflictiva con su propio cuerpo. “Hoy ha mejorado mucho, pero ya tenía problemas hasta para mirarme al espejo. Traté de desarrollar eso y ahora no es algo que evite tanto, pero en cuanto a la desnudez, todavía tengo resistencia. En teoría, incluso creo que estar desnudo cuando estoy solo en casa debería estar bien, pero ese no es el caso para todos. Y para mí, tampoco lo es. El mesero Carlos Daniel Pereira, de 26 años, tuvo una experiencia similar: “Estar desnudo era un problema para mí”, admite. “Actualmente, estoy más relajado al respecto. Creo que porque me estoy cuidando más. Creo que la atención y el cuidado me ayudaron a hacer las paces con mi propio cuerpo”, reflexiona.

Los dos reportajes, escuchados por el reportero durante una breve ronda en el área central de Belo Horizonte, arrojan luz sobre cómo lidiar con la propia desnudez puede ser un desafío para algunas personas. Un problema que, para la psicóloga Leni Oliveira, puede estar asociado a una serie de factores, como baja autoestima, traumas y exigencias externas e internas. “También apunta a un cambio en la función principal del cuerpo, que es la de mediar en nuestra relación con el mundo”, destaca.

Estas demandas citadas por Leni están en el centro de la presión estética, un fenómeno relacionado con las expectativas sociales de que todos se ajusten, a toda costa, a los estándares de belleza actuales, incluso si son irreales e incluso inalcanzables. “Veo este comportamiento como el resultado de una cultura de control del cuerpo, especialmente del cuerpo femenino. Los hombres que tienen más problemas con sus cuerpos tienen características similares a las de las mujeres, como "pechos" o debilidad muscular. Por otro lado, en general, les gusta lucir su pene como símbolo de virilidad. Para las mujeres, en cambio, la desnudez es su vergüenza”, comenta.

Ernani Gomes, especialista en terapia cognitivo-conductual y profesor de la Universidad Estácio, está de acuerdo. Sin embargo, recuerda estudios que indican que cada vez más hombres han sido perseguidos por este fenómeno. “Hay encuestas, incluidas las relacionadas con temas sexuales, que indican que más hombres se han sentido sexualmente inseguros porque no se sienten hermosos. También hay un aumento de casos de hombres que se privan de alimentos o entrenan en exceso en un intento de encajar en un estándar de belleza socialmente entendido como deseable”, señaló durante una entrevista con O TEMPO sobre cómo la presión estética afecta la autoestima.

Consecuencias. Esta insatisfacción con el propio cuerpo repercute en cuestiones como la baja autoestima y la inseguridad, que, al acentuarse, pueden conducir al desarrollo de diversos trastornos, especialmente los relacionados con el trato conflictivo con la comida y la propia imagen, como los atracones , la anorexia, la bulimia y la búsqueda desenfrenada y descuidada de la cirugía plástica. También hay repercusiones relacionales y profesionales, ya que se produce un consiguiente deterioro de la confianza en uno mismo, favoreciendo la entrada en relaciones abusivas.

Haciendo las paces con el espejo

“El primer paso para tratar mejor con el propio cuerpo y con la propia desnudez es llevar el cuerpo a su función original: mediar en nuestra relación con el mundo. El cuerpo es fuente de placer y displacer, es un instrumento para la experiencia humana”, dice Leni Oliveira, recordando que esa relación disfuncional con la autoimagen puede causar malestar cuando estamos frente al cuerpo del otro. “Puede convertirse en un espejo para nosotros, causando malestar”, dice. “Para lidiar bien con la desnudez propia y la desnudez del otro, sería necesario desexualizar los cuerpos. Al fin y al cabo, hoy el cuerpo desnudo se reduce a ser a veces ofensa, a veces objeto de deseo”, subraya.

La psicóloga indica que hay muchas formas de llegar a una comprensión más acogedora en relación con la propia imagen de uno mismo, sin reglas, recetas prefabricadas ni soluciones infalibles a la hora de hacer las paces con lo que vemos frente a un espejo sin cualquier filtro o prop. . Pero algunas experiencias pueden proporcionarnos pistas que nos indiquen algún camino de autocomprensión.

Prueba otra mirada

Entre 2015 y 2017, los fotógrafos Fábio Lamounier y Rodrigo Ladeira se dedicaron al proyecto “Chicos”, ahora cerrado. Durante este período, realizaron alrededor de 150 pruebas y entrevistas con hombres homosexuales, quienes abrieron su intimidad a la dupla, hablaron de sus experiencias y se dejaron fotografiar desnudos.

“El proyecto tuvo dos enfoques, la parte del habla y la parte visual. Y el cuerpo apareció en los dos puntos”, comenta Ladeira, recordando que, mientras tanto, convivió con gente que se sentía más segura, participativa y aportando ideas y referentes, y con gente más insegura. “Estos últimos, cuando nos vinieron a decir que les gustaría participar, casi querían arrancarnos la 'curita' de la vergüenza. Vieron la iniciativa como parte de un proceso para verse a sí mismos de otra manera”, examina.

El fotógrafo reconoce que quienes se desvían más de lo que se entiende como el patrón ideal tienden a sentirse más incómodos con su propio cuerpo, “pero incluso las personas más dentro de este patrón tendrán sus inseguridades”, menciona. Recuerda que varios otros factores interferirán en esta relación consigo mismo. “En el caso de nuestros modelos, por ejemplo, está el hecho de que todos son homosexuales, quienes, comúnmente, en la adolescencia, cuando somos más frágiles con nuestra imagen, sufren una gran presión, sobre todo si no se ajustan a la heteronormativa. norma”, reflexiona.

En los años que se dedicó a “Chicos”, dice recopilar historias de personas que decían haberse reconciliado con su propia imagen.

“Recuerdo, por ejemplo, a un chico de Río que nos dijo que lo habían acosado en la escuela y que incluso lo votaron como el más feo de la sala. Hasta el momento en que pusimos el contenido al aire, él todavía estaba inseguro, pero después estaba muy feliz y compartió todo en sus redes. En 2016, cuando el proyecto se convirtió en libro, elegimos una foto del mismo para estar en el medio del libro, ocupando una doble página. Luego de eso, reconoció que, luego de esa experiencia, hizo las paces con su propio cuerpo, dijo que comenzó a aceptarse y a tener sexo con la luz encendida. Había descubierto que había belleza y deseo en su cuerpo”, relata Ladeira.


Volver a aprender a naturalizarse

Para la contadora Paula Silveira, 49, (FOTO ARRIBA) el cuerpo desnudo nunca fue tabú. “Hoy entiendo que siempre he sido naturista, incluso cuando no conocía el término, porque me crié en un ambiente naturista”, explica, recordando que, en casa, las puertas abiertas eran más la regla que La excepción. “Mis padres se bañaban con la puerta abierta, y ese siempre era un momento para que charláramos, sin vergüenza alguna”, dice.

“Fuera de casa, solía ir a Praia do Pinho (considerada la primera playa naturista de Brasil, está ubicada en Balneário Camboriú, en la costa norte de Santa Catarina), pero no sabía que había todo un movimiento y ni siquiera tenía derecho a ser naturista. Acabo de llegar y me quité la ropa. No tuve ningún impacto, bloqueo, nada de eso”, recuerda, diciendo que recién en 2008 comenzó a conocer y unirse a grupos y asociaciones con este fin. Hoy es presidenta de la Federación Brasileña de Naturismo (FBrN).

Paula reconoce que su experiencia es atípica. “Veo que hay mucha incomodidad en estar sin ropa. Una indisposición que es más común entre las mujeres, que son más juzgadas por sus cuerpos y actitudes”, comenta.

En su experiencia en el entorno naturista dice que ha sido testigo, en varias ocasiones, del proceso de reconciliación de las personas con sus cuerpos. “Claro que hay gente que no se adapta bien, que prefiere no estar en ese ambiente. Pero también hay quienes ni se miraron al espejo y que, al vivir con el nudismo, empezaron a tener una actitud diferente, mucho más tranquila”, dice.

“Por ejemplo, personas que se avergonzaban mucho de alguna característica –como considerarse demasiado delgadas o demasiado gordas, demasiado altas o demasiado bajas, o tener una cicatriz o una mancha que les avergonzaba– pero que, después de esa experiencia, aprendieron a naturalizar esa condición. O mejor dicho, reaprender, porque nadie nace avergonzado de sí mismo”, comenta, señalando que lo más común es que las personas reporten un sentimiento de liberación. “Estos complejos los corroían desde adentro”, dice.

Para ella, además del contacto con la diversidad, la perspectiva de la desnudez no necesariamente erótica –propuesta intrínseca a la práctica del naturismo– también es fundamental para reducir el alejamiento del cuerpo desnudo.

Mas consejos

Para aquellos que quieren sentirse más cómodos estando desnudos y no saben por dónde empezar a deconstruir todo ese malestar, Paula Silveira enumera una serie de ejercicios, muchos de los cuales sintonizan con estrategias sugeridas por terapeutas, activistas de la imagen corporal y nudistas consultados. por el diario “The New York Times” en un reportaje de enero de este año sobre la autoaceptación de la propia desnudez.

Aprovecha las oportunidades. Disfruta los momentos en los que estás en un ambiente seguro y te sientes cómodo estando desnudo. “Podría ser en casa, o en tu habitación. Lo importante es acostumbrarse a estar sin ropa, si eso es lo que quieres”, apunta.

Centrarse en las sensaciones corporales. Paula aconseja cambiar el exceso de autocrítica por la percepción de las sensaciones. “Puedes observar la sensación de una gota de sudor, que sería absorbida por tu ropa, correr por tu piel, puedes sentir el viento o el sol tocando tu cuerpo. Así cambias de enfoque, dejas de torturarte y te integras más al mundo que te rodea”, garantiza.

Recuerda la pluralidad. En la valoración del presidente de FBrN, los ambientes naturistas suelen ser un lugar de autoaceptación ya que llevan a las personas a convivir con una gran pluralidad de cuerpos. “Descubrimos que cada uno es cada uno y, por tanto, entiende que no hay forma de querer que todos estén en el mismo patrón, de la misma manera”, dice, subrayando que esta lógica se puede llevar a las redes sociales. “En lugar de seguir solo a personas con el mismo biotipo, ¿qué tal rodearte de diversidad?”, sugiere.

Vía O Tempo, editorial N. Equipo OS NATURISTAS. Licencia de atribución de Creative Commons

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