viernes, 7 de enero de 2022

NUDISTAS DE CHILE: POR QUÉ ES TAN BACÁN ANDAR SIN ROPA (CHILE)

 


Bueno, pero a ver: ¿qué es lo tan llamativo de quitarse la ropa frente a extraños y nadar desnudos? ¿Acaso están locos? ¿Son una secta en la que se orquesta una orgía en las sombras? Nada de eso. El andar desnudo es un invento tan viejo como la humanidad misma, pero el concepto moderno de nudismo se remonta a principios del siglo XX.

Nadie nació con ropa. Eso es un hecho. A lo largo de la historia el ser humano se ha cubierto con distintas telas y cueros, primero por razones prácticas y luego por una compleja construcción cultural, pero así nacemos, como un animal más. Muchísimas civilizaciones antiguas han visto a la ropa como algo secundario y apenas utilitario, tantas que no se pueden enumerar, pero acá estamos, en el siglo XXI, con una cultura global que establece el uso de la ropa como la norma, y el desnudo como algo punible en casi todas sus manifestaciones.

Pero algo ocurrió a principios del siglo XX en Alemania. De pronto millones de personas comenzaron a bañarse desnudas en playas y parques. El nudismo se volvió una popular moda que llegó a tener más de 200 clubes nudistas por todo el país. Los orígenes del fenómeno -la concepción moderna del desnudo colectivo no sexual- son difusos y múltiples. Hacia 1870, la medicina alemana trataba casos de tuberculosis y otras enfermedades con terapias de “sol y luz”, que consistían en tomar sol desnudos en la naturaleza. Al mismo tiempo, se empezaba a escribir sobre vegetarianismo y derechos de los animales. Era un momento muy complejo en Alemania, donde confluían diferentes corrientes de pensamiento. Era el punto cúlmine de la revolución industrial, la máquina ya empezaba a reemplazar la mayoría de los empleos de los trabajadores, y el concepto mismo del hombre (entendido como humanidad), estaba en jaque. ¿Qué es ser humano y qué nos diferencia de la máquina? La ciudad, por otro lado, resentía las migraciones causadas por el auge de la industrialización y emergieron los vicios asociados al hacinamiento: alcoholismo, juego, corrupción “moral”. No es de extrañarse que en este contexto surgieran voces que llamaban a un retorno a lo natural.

Revista nudista de 1931.

En 1907 Richard Ungewitter publica un libro que se convertirá en un best seller: Desnudez en un perspectiva histórica, higiénica, moral y artística. Nace la Freikörperkultur, o cultura del cuerpo libre. Después de la Primera Guerra Mundial, la idea prende como pasto seco y los nudistas se cuentan por millones. Las revistas dedicadas al tema son tan numerosas como las revistas deportivas e incluso el parque Tiergarten, en el centro de Berlín, se habilita para la nueva moda de tomar sol desnudo (¡y hasta hoy se puede!). A pesar de la popularidad, no había una idea unificadora en torno al nudismo. Era una subcultura que abordaba muchos ideales. Habían desde clubes nudistas cercanos al socialismo, hasta otros que buscaban preservar “la higiene racial”. Alemania, como es sabido, cayó presa del fascismo.

Cuando llega el partido Nazi al poder, al principio no hacen nada contra los clubes nudistas, al ser una actividad muy popular, pero en 1933 obligan a cerrar a todos y sólo pueden reabrir los que subscriben al partido Nazi. Herman Goering, número dos del régimen, llegó a declarar: “El nudismo destruye el sentido natural de vergüenza de la mujer, y provoca que el hombre pierda todo el respeto por las mujeres, destruyendo así las bases para cualquier tipo de cultura real”. Si eso no es la mejor propaganda a favor del nudismo, no sé qué puede ser.

Con la migración alemana provocada por la Segunda Guerra, la cultura del cuerpo libre se expande por el mundo. Surgen clubes en el resto de Europa y Estados Unidos. A Chile llega relativamente tarde, a fines de la década de 1960 junto al movimiento hippie. Caleta Horcón es la playa que los hippies escogieron para practicar el nudismo, quizás por ser el primer balneario del borde costero de la zona central relativamente aislado. La playa Caucau, naturalmente apartada y con una gran piedra divisora que permite cierta privacidad, fue la primera playa nudista del país. Ahí llegó Raúl Ruiz a grabar una escena de su película Palomita Blanca donde los protagonistas se bañan desnudos en el mar. Ruiz terminó su película en 1973 unas semanas antes del Golpe Militar, y los censores de la dictadura se escandalizaron tanto con la película, que fue prohibida y estrenada en Chile recién en 1992, después de recuperada la democracia. Con los años se dejó de practicar el nudismo en Caucau por la construcción de un enorme edificio de departamentos que terminó con la privacidad de la playa, así que los nudistas tuvieron que migrar unos kilómetros al norte, a Playa Luna, aunque esa historia merece un artículo aparte.

Palomita Blanca, cinta de Raúl Ruiz filmada en Horcón.

Pero lo más atractivo de esta loca idea del desnudo colectivo, es que libera la mente de muchas ataduras, tanto externas como propias. Todavía recuerdo la primera vez que me desnudé en público. Era en una piscina temperada, y mientras me despojaba de la toalla, pensé que todos los presentes iban a dejar de hacer lo que fuera que estaban haciendo y me iban a mirar con afilada detención todo lo que yo consideraba defectos de mi cuerpo; mi guata, mis genitales, mis rollos. Obviamente nada de eso ocurrió, y al meterme al agua me di cuenta que por fin dejaba de cargar con un peso que no me daba cuenta que cargaba todo el tiempo: la presión de ser de determinada forma ante los de más. Podía ser yo, y nada más, sin importar el sobrepeso o cualquier inseguridad que pudiese tener sobre mi cuerpo. Lo único malo de cuando te bañas desnudo por primera vez es que el traje de baño se convierte, irrevocablemente, en una prenda inútil. No tiene sentido meterse al agua, a cualquier cuerpo de agua, con una tela que se pega al cuerpo y permanece mojada cuando tu piel ya se está secando.

Otra cosa que descubres cuando practicas el nudismo, es que el cuerpo humano es tan diverso como las flores. Ningún cuerpo es igual a otro, y muy poca gente realmente se parece a los cuerpos que los medios permiten mostrar. Una porción muy reducida de la población efectivamente luce como una modelo de comercial o un modelo de ropa interior. La mayoría de la gente es como uno; con un cuerpo más o menos gordo, más o menos peludo, más o menos alto. Hay una gigantesca diversidad de cuerpos, todos igual de aptos para disfrutar el sol en la piel desnuda.

Playa Luna en 2020

Hay también una dimensión metafísica en el desnudo colectivo que es difícil de explicar. La escritora Kelli María Korducki escribió una columna en el New York Times donde describe la sensación que el nudismo provoca en ella: “La playa nudista me instó a imaginarme mi cuerpo como mera carne sobre un soporte, ni símbolo ni cyborg. Preocupada con la tensión de encarnar una persona casualmente desnuda, mi subconsciente apartó las pequeñas ansiedades que normalmente sobrepoblan mi mente hiperactiva. No podía permitirme pensar en cómo me veía o quién me veía, hubiera sido muy estresante. (…) La disciplina requerida para la desnudez pública recompensa nuestros esfuerzos en proporción a qué tanto nos cuesta, la euforia de estar en el momento es una consecuencia directa de batallar con la innata e innegable rareza de nuestra situación colectiva. En la playa, ocupada con la tarea de pretender que todo esto era normal, pude obtener algo que asumo es parecido al Zen. El naturismo requiere tanto esfuerzo mental que de alguna forma, funciona. La desnudez no democratiza la experiencia social, como muchos naturistas parecen sugerir, pero en cambio, ofrece algo mejor: una preocupación compartida. Es tan extraño actuar normal sobre el hecho de estar desnuda con otras personas -personas que, también, van desnudas- que no hay nada más que hacer que someterse en masa a esta novedad. Siente el calor del sol en tus nalgas desnudas, báñate desnudo sin preocupaciones”.

El despejar la mente y concentrarse en el momento es el objetivo final de muchos tipos de meditación, como el mindfulness. Dejar de preocuparse por lo pasado, lo futuro, y sentir el presente.

Pero lo más importante: ¡es divertido! No hay nada como capear unas olas desnudo para después hacer una escalopa en la arena, sin ninguna otra preocupación más que estar en el momento. El nudismo te retrotrae a un estado en el que juegas como un niño pequeño. Y eso es quizás lo más bacán de andar en pelota.

https://www.nudistasdechile.cl/

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