viernes, 28 de enero de 2022

SON UNA PAREJA NUDISTA Y PROMUEVEN EL TURISMO DESNUDO: LAS PREGUNTAS SEXUALES QUE TODOS LES HACEN. PARTE I (ARGENTINA)

Miguel y Nora manejan juntos una reserva para turistas en Córdoba donde hay varias “reglas de oro”, entre ellas, que estar desnudos es obligatorio. En una entrevista con Infobae cuentan cuáles son las preguntas que siempre se repiten y las responden: “¿Se puede tener sexo en público?”, está en el top ten. “¿Qué pasa si tengo una erección?”, es la que sigue

Por Gisele Sousa Dias. 27 de Enero de 2022. gsousa@infobae.com

 

* Miguel y Nora son pareja, nudistas desde hace décadas y viven juntos desde hace 8 años

La primera vez que Miguel terminó desnudo en una playa frente a otras personas fue de casualidad. Estaba casado, tenía hijos y hacía 20 años que era ingeniero civil por lo que, en su entorno, lo veían de una forma distinta a la que se suele imaginar a un nudista: un hombre de familia, un profesional serio dedicado a construir caminos.

“Fue en el año 2000, habíamos ido con mi familia de vacaciones a Buzios y habíamos alquilado un buggy para recorrer las playas. Estacionamos en Praia Brava y el cuidador del estacionamiento nos preguntó ‘¿van a la playa nudista?’. Nosotros le dijimos que no, que ni siquiera sabíamos donde había una playa nudista”. El cuidador, entonces, señaló un morro y les abrió un mundo.

 

* Miguel Suárez es ingeniero civil jubilado, abuelo y nudista

Quien habla con Infobae desde Córdoba es Miguel Suárez, que ahora tiene 65 años, es padre de tres hijos y abuelo de tres nietas. Tiene, además, 22 años de vida nudista y un campo de 1.200 hectáreas en las sierras de Córdoba donde él y Nora, su pareja actual, atienden exclusivamente a turistas al desnudo.

“Por curiosidad cruzamos el morro y fuimos a la playa nudista”, retoma. Salvo él y su familia, todos estaban desnudos “pero al principio no nos animamos a desvestirnos. Hasta que llegó el heladero, dejó en la arena la heladerita que traía colgada, se sacó la ropa y siguió vendiendo completamente desnudo. Eso nos hizo decidir. Si el heladero se sacaba la ropa, ¿por qué nosotros no?”.

Dice Miguel -cierra los ojos y evoca el placer- que la sensación que tuvo desnudo en el mar fresco y transparente no fue de pudor sino de “libertad”.

Mi espacio propio

* Tiene 65 años y más de 20 de vida nudista

El nudismo se le había hecho carne y apenas volvió a Argentina empezó a ver cómo seguir practicándolo acá, especialmente en Córdoba, donde vivía. Pero sólo encontró quintas nudistas privadas en Moreno, provincia de Buenos Aires, a más de 700 kilómetros de su casa.

En la búsqueda, conoció al administrador de una página nudista de aquella internet incipiente y formaron un grupo de 10, a veces 15 personas, con los que Miguel alquilaba casas sólo para estar desnudos o iba a la playa de los Hippies, en Cuesta Blanca, y caminaba una hora río arriba hasta encontrar un lugar aislado donde sacarse la ropa sin romper nada.

“Y así, buscando un lugar tranquilo apareció el paraíso”, cuenta. Un aviso en el diario ofrecía una casa de campo de 1.200 hectáreas entre las montañas, en el nacimiento de varios arroyos y ríos, con cascadas y toboganes naturales.

 

* En Yatan Rumi, turistas al desnudo

Miguel fundó ahí Yatan Rumi, que en quechua significa “Piedra desnuda”, una reserva nudista con una casa de campo con dormitorios y un área para acampar en la que estableció varias “reglas de oro”, entre ellas, que la desnudez es obligatoria.

“Yo nunca oculté que era nudista, lo hacía con mi familia y en la oficina todos sabían. De hecho les llamaba la atención esto del ‘ingeniero nudista’, se lo tomaban en broma. Creo que les llamaba la atención porque mucha gente, lo sé porque es lo que todos preguntan, asocia el nudismo con el sexo libre”.

“Yo -se suma a la charla Nora Frete, su pareja- era nudista desde los 25 años, pero hacía turismo casero”. Se refiere a que no hacía nudismo social, frente a otras personas, sino que se iba con su ex marido y su hijo menor a un lago rodeado de recovecos en un pueblito llamado Almafuerte, a 75 kilómetros de Córdoba Capital, para poder meterse al río desnudos, solos y escondidos del resto.

 

* Nora empezó haciendo "nudismo casero" cuando tenía 25 años

“La sensación es hermosa”, coincide ella, que tiene 50 años. “A mí la ropa me molesta, especialmente cuando hace calor. La malla pegada cuando salís del agua…no me digas que no es molesta”.

“Norita”, como la llama Miguel, trabajaba en los comedores de varios colegios por lo que sólo algunas personas de su confianza sabían que encontraba placer desnudándose en público. Conoció la reserva nudista porque fue de vacaciones con su ex pero con el tiempo se separó y volvió sola. Ahí conoció a Miguel, el alma de Yatan Rumi, se enamoraron así, al desnudo, y hace ocho años se fueron a vivir juntos.

Desde entonces, repiten una rutina: se desnudan en la primera semana de diciembre para abrir las tranqueras de la reserva a los turistas, y se vuelven a vestir en marzo, tal vez abril, cuando la temporada termina y el frío de la sierra empieza a congelarlos.

 CONTINÚA...

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