sábado, 22 de enero de 2022

OS NATURISTAS: DÉCADA DEL OCÉANO (BRASIL)

El Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, también conocido como la década de los océanos fue declarado por las Naciones Unidas en 2017 y se celebrará entre 2021 y 2030.

Este decenio construirá un marco común para garantizar que la ciencia de los océanos pueda apoyar a los países en la aplicación de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible; ofrecerá la oportunidad de crear una base, a través de la interfaz ciencia-política, para fortalecer la gestión de nuestros océanos y zonas costeras en beneficio de la humanidad.

El decenio proporcionará un marco unificador para el sistema de las Naciones Unidas, buscando que los países puedan alcanzar todas las prioridades de la agenda 2030 relacionadas con los océanos, como ayudar a los países a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

Según el Informe Mundial sobre las Ciencias Oceánicas, las ciencias oceánicas representan entre el 0,04 y el 4% del gasto en investigación en todo el mundo; sin embargo, los estudios oceánicos se han convertido en una tendencia, ya que el océano genera bienestar para la humanidad al almacenar carbono, producir oxígeno, estabilizar el clima y proporcionar recursos alimentarios, minerales, energéticos, recreativos y culturales.

Contaminación de los océanos: cuáles son las consecuencias para el planeta

El océano ocupa la mayor parte del planeta. Toneladas de residuos contribuyen a la contaminación del agua que baña los continentes. Cada año se vierten unos 13 millones de toneladas de residuos plásticos en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Por no hablar de la contaminación de los ríos. Además, en 2020, con la pandemia de coronavirus, nuevos elementos llegaron al mar, provocando una nueva agresión al medio ambiente. Según la ONG Ocean Conservancy, el 94% de los voluntarios de las limpiezas de playas y vías fluviales declararon haber encontrado equipos de protección personal. Entre julio y diciembre de 2020 se recogieron casi 110.000 piezas, principalmente máscaras y protectores faciales. Alrededor del 75% de todo el material recogido era desechable.

Según el oceanógrafo Alexander Turra, responsable de la Cátedra Unesco para la Sostenibilidad de los Océanos, "la contaminación perjudica la biodiversidad y los procesos de la naturaleza, lo que también repercute en los beneficios que los océanos garantizan a la humanidad".

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), alrededor de 800 especies que viven en diferentes partes del planeta se ven afectadas por los desechos marinos, y el 80% de estos residuos está compuesto por plásticos. En 2010, una ballena gris murió tras encallar en Seattle (Estados Unidos) después de ingerir unas 20 bolsas de plástico, una pelota de golf y otros residuos sólidos. Cinco años antes, el vídeo de unos investigadores sacando una pajita de la fosa nasal de una tortuga se hizo viral y conmovió al mundo. La imagen fue uno de los detonantes del movimiento que consiguió prohibir las pajitas y los plásticos desechables en varias ciudades del mundo, como São Paulo y Fernando de Noronha.

La suciedad se extiende más allá de la superficie de los océanos. "La contaminación compromete el funcionamiento y la salud del mar. Hace que la especie humana ponga en peligro su propia vida en el planeta, porque dependemos en gran medida y de forma centralizada del océano", afirma Alexander.

En todo el mundo, unos tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para sobrevivir. Se calcula que el mercado de los recursos marinos genera 3 billones de dólares al año, lo que equivale al 5% del PIB mundial, y las zonas pesqueras emplean a más de 200 millones de personas. "Las actividades dependen de un entorno limpio y saludable al que la gente pueda acceder y de que los alimentos sean fiables", dice el profesor.

Además del plástico visible, existe el peligro de lo invisible: los microplásticos. Las pequeñas partículas, de menos de cinco milímetros, formadas por el desgaste de piezas mayores, no sólo perjudican al ecosistema. Al consumir pescado y marisco, podemos ingerir los residuos sin saberlo. Según un estudio publicado en 2019 sobre el consumo humano de microplásticos en Estados Unidos, la ingestión de estas partículas puede oscilar entre 39.000 y 52.000 fragmentos al año.

La basura no sólo pone en peligro el ecosistema marino, sino también la supervivencia humana

Muchas personas se convencen de que basta con reciclar la basura para proteger los océanos, lo cual es un error. La emisión de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles hace que los océanos absorban grandes cantidades de carbono, dañando el ecosistema marino.

A medida que aumenta la temperatura del planeta, los sistemas extremadamente sensibles, como la formación de arrecifes de coral, son los más vulnerables al cambio climático. Se cree que los arrecifes de coral tienen la mayor biodiversidad del planeta, con estructuras comparables a las de los bosques tropicales. Pequeñas variaciones en la temperatura del agua son suficientes para provocar el blanqueamiento del coral, un fenómeno que puede provocar la muerte de varias especies.

La década de los océanos y el naturismo

Varias organizaciones naturistas de todo el mundo han aconsejado a sus miembros que den preferencia a los productos reciclables y biodegradables, además de organizar campañas de limpieza de playas para recoger botellas de plástico y de animales, entre otros.

Cuidar nuestros océanos es un deber de todos, y las próximas generaciones lo agradecerán.

Equipo de redacción N. Equipo OS NATURISTAS. Licencia de atribución de Creative Commons

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