EN LOS AÑOS 70, EL NATURISMO COMO EXPERIMENTO SOCIAL EN FRANCIA (BRASIL)

En los años 70, con el auge del turismo, se autorizaron las playas para el naturismo, que todavía era muy poco tolerado o incluso oculto.

Yo era naturista y los frecuentaba, pero iba más allá del placer de vivir libremente en la desnudez. Repasaré brevemente la historia del naturismo.

El primer movimiento naturista nació en Alemania en los años 20 y luego se desarrolló en Francia bajo la instigación de Kienné de Mongeot en los años 30. Se podría decir que era un naturismo muy aristocrático, incluso algunos podrían decir que coqueteaba un poco con el nazismo... Sacralizó el cuerpo, el hermoso cuerpo. Imponía reglas de vida estrictas (ejercicio físico, dieta). Sus lugares privados solían ser castillos. La desnudez no era constante y la ropa que llevaban en sus lugares de residencia se asemejaba a las togas romanas. Mucho menos pronunciado en Francia, los seguidores eran sin embargo más propensos a pertenecer a las clases socioculturales más altas. Que yo sepa, este movimiento ya no existe.

El primer movimiento naturista popular francés nació de las ideas del Frente Popular bajo la instigación de Albert Lecocq su esposa Cristiane. Ambos fundaron el primer club Sol al final de la Segunda Guerra Mundial, al que siguieron muchos otros. En el contexto y las leyes mojigatas del pudor (que no han cambiado mucho) el naturismo salvaje sólo podía ser practicado por pequeños grupos que debían esconderse. Se encuentran en la costa de las Landas, en las gargantas del Ardèche antes de que se convirtieran en una autopista para el piragüismo, en una isla del Levante... A propósito de esto último, cuando mi padre tuvo su primer coche en los años 50, fuimos de vacaciones a un campamento del PTT en Lalonde les Maures; nos hizo tomar el barco con su carga de turistas que intentaban ir a las partes públicas de la isla del Levante para mirar a las "mujeres desnudas" como si fuéramos al zoo.

Albert Lecocq luchó así para que el naturismo pudiera ser practicado por todos, naturalmente, en lugares protegidos. Fundó la revista "La vie au soleil" en 1947, donde incluso hablamos de educación, ya que escribí uno o dos artículos en ella, y luego la Federación Francesa de Naturismo. Este naturismo fue casi revolucionario, volveré a hablar de él más adelante porque lo practiqué.

Luego se organizó el turismo naturista. Muchos naturistas con recursos pasaban sus vacaciones en el Mar Negro o el Mar Báltico, donde había más tolerancia (¡para los turistas!). A partir de los años 50, con la llegada de la avalancha turística, el litoral de Aquitania, y luego el de Languedoc, se urbanizó, transformando y urbanizando por completo los paisajes aún salvajes de estas costas (por ejemplo, combatiendo los mosquitos con DDT en las lagunas costeras de Languedoc), privando a los lugareños de las playas sucias a las que acudían libremente para relajarse o pescar en un entorno poco higiénico. Así que se crearon espacios para que los turistas naturistas pudieran permanecer en nuestras playas. El primero fue el centro heliomarino de Montalivet, en la Gironda. En estos centros todo está preparado, sólo hay que pagar, instalarse y disfrutar.

Por último, cabe mencionar el naturismo de lujo, el sexo y los negocios. El ejemplo de Cap d'Agde . Ya mencioné su historia cuando hablé de Languedoc.

Era necesario que este naturismo se viviera en espacios privados no visibles para los demás. No fue hasta los años 70 que algunas autoridades municipales hicieron posible que los tramos de playa adyacentes a los lugares naturistas fueran accesibles a los nudistas, siempre que estuvieran señalizados con dos paneles "¡Atención, playa naturista! Los "tejanos" que lo cruzaban, a menudo para curiosear, sabían lo que les esperaba o cerraban los ojos. Por supuesto, no estaba permitido salir desnudo fuera de los límites indicados por las señales. Fue en los años 70 cuando el naturismo se hizo popular. Incluso se toleraban los pechos desnudos en las playas públicas, ¡se acabó "Le gendarme à Saint-Tropez"!

Volvamos a Albert Lecocq y al campamento naturista de Sérignan-plage al que acudía regularmente y que representa muy bien a los clubes, lugares y asociaciones naturistas de la línea Lecoq. Había sido creado por trabajadores, pequeños funcionarios, cuidadores... gente de Montpellier. Querían vivir de otra manera, al menos lejos del trabajo los fines de semana y las vacaciones pagadas, no muy lejos de casa, ya que el mar no estaba lejos. Así que crearon una asociación, reunieron todos sus recursos y compraron un terreno que no valía mucho en aquel momento, cerca del mar, en Sérignan. Sus cabañas se instalaban todo el año y las parcelas llenas de flores se convertían en su residencia secundaria (¡sin tener que declararla!). Tuvieron que organizarse para desarrollarla y gestionarla. Siguiendo los pasos del Frente Popular, del Consejo Nacional de Resistencia y del anarcosindicalismo, se creó una organización verdaderamente democrática, horizontal, participativa e incluso un poco libertaria. Todo se decidía en común y todo lo que había que hacer se distribuía según las capacidades de cada uno. Como era necesario disponer de algunos medios de mantenimiento y desarrollo, abrieron el camping a otros naturistas y algunos vinieron de toda Francia y del extranjero. Los habituales, como yo, podían si querían participar en la organización colectiva, hacer propuestas, a veces era para participar en la vigilancia nocturna, siendo frecuentes las intrusiones malintencionadas. Ciertos espacios naturistas privados alejados del mar prefiguran un poco las ecoaldeas de hoy, conocí una en las Dombes, la diferencia con las ecoaldeas es que no estaban habitadas permanentemente.

A diferencia del naturismo de Kienné de Mongeot, no era necesario atenerse a principios estrictos de higiene, alimentaria, corporal o de otro tipo. Los aperitivos, el pastis y las barbacoas eran habituales. La tolerancia era uno de los principios básicos. Los que querían permanecer cubiertos lo hicieron. Allí conocí a algunos antiguos acampados de la época del Frente Popular, que no eran naturistas, pero que me dijeron que era el último lugar donde encontraron el ambiente y la solidaridad de aquellos años.

Yo no diría que es un naturismo tímido, sino naturalmente tímido. El sexo era íntimo. A diferencia de Cap d'Agde, por ejemplo, las familias eran la gran mayoría, había de todas las edades, de todas las situaciones físicas y sociales, de todos los niveles culturales. Si la desnudez no borraba las diferencias sociales y culturales, eliminaba momentáneamente todo signo de esas diferencias y en las relaciones todos eran, dentro de ese espacio, iguales y no les importaba la situación social del otro. Si al principio uno podía sentirse avergonzado, sin atreverse a bajar los ojos que podían dirigirse al pene, muy rápidamente ya no le prestaba atención. Además, ver la infinita variedad de penes, pechos, la belleza de los viejos, los gordos, los delgados... libres de sus cuerpos.

¿Y los niños? Si había alguien para quien la desnudez no era un problema, eran ellos. No tienes que tener cuidado de no manchar tu ropa. Por otro lado, su regulación térmica es mucho más aguda que la nuestra. A veces las adolescentes sentían la necesidad de cubrirse, lo que no era un problema para nadie. Si los principios educativos podían ser muy diferentes según las familias y ser tolerados por todos, la libertad se contagiaba y era raro escuchar los malos humos, las reprimendas, los gritos... habituales en otros lugares.

Un año me di cuenta de que los niños no tenían mucho espacio libre para convivir y jugar juntos sin molestar a los adultos. Así que me propuse crear este espacio donde los adultos no pusieran un pie y cuidarlo. Los organizadores despejaron varios lugares para convertirlo en un espacio infantil, los de Montpellier formaron una gran multitud, llena de mesas, botes de pintura, hojas de papel, todo tipo de manualidades... Cada día había un centenar de niños de todas las edades y nacionalidades. No me refiero a las increíbles pinturas que se hacen al sol, en grandes trozos de rollos de tapiz colocados boca abajo, cuando se pueden meter las manos en los frascos, frotarse sin miedo, o incluso utilizar el cuerpo como soporte. Detrás del gigantesco teatro de marionetas que había montado al sol, fui incluso testigo del asombroso espectáculo de unos niños que no hablaban el mismo idioma y que improvisaban y escenificaban obras ante un público de otros niños que no hablaban el mismo idioma y que les seguían atentamente y se reían a carcajadas mientras yo no entendía por qué; ¡fue el pequeño francés quien me lo contó después! Los padres y otros adultos se sorprendieron de que no hubiera problemas en este gran grupo de niños naturalmente auto organizados. Ese año hice más de lo que había hecho en toda mi carrera para que se aceptaran las ideas de una escuela de tercer grado, ¡sin tener que ser profesor o pedagogo ilustrado! Y también aprendí mucho. Los padres y otros adultos se sorprendieron de que no hubiera problemas en este gran grupo de niños naturalmente auto organizados.

No necesito subrayar el placer, el bienestar físico, el desarrollo de los sentidos que aporta la desnudez, el cuerpo que se vuelve receptivo a todo lo que le rodea, el aire, el agua, el sol, la arena. En una época en la que se habla mucho de la inmunidad, abastécete de vitamina D, que no necesitas comprar en la farmacia, la produce la piel de forma natural si se expone al sol, ¡hazte naturista!

PS Había muchos otros lugares naturistas autogestionados del mismo tipo por todo el lugar. Recuerdo el increíble Ran du Chabrier situado en el fondo del valle de Cèze, al que se accede por un camino bastante vertiginoso y casi intransitable. No sé qué pasó con todos esos lugares. Me temo que no han resistido mucho a la sociedad de consumo y al camino fácil... pagando o se han convertido, como Cap d'Agde, en lugares no de libertad, sino de libertinaje.

Fuente: canalblog.com Autor: Bernard Collot (Texto original en francés).

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