La mujer es y seguirá siendo motivo de inspiración para hombres. Es su sonrisa la que cautiva las miradas perdidas de aquellos que caminan en la penumbra; son sus labios rojos los que le dan color a los pálidos de los que viven en la amargura; es su mirada penetrante la que hechiza y llama a aquel que no sabe en dónde se encuentra; y es su voz la que cautiva y seduce en compañía del cuerpo que sabe moverse con delicadeza pero seguridad.
Algunas con más curvas que otras, el cuerpo femenino nos recuerda todo aquello que hay en el mundo que nos rodea. Dicen que cuando fue creada se tomaron elementos del universo para hacer una figura hermosa; el brillo de las estrellas para iluminar esos luceros con los que observa, los pétalos de las flores para colorear sus mejillas y las hojas de laurel para adornar su cabellera. Se tomó el canto del ruiseñor, la agilidad de la gacela, la elegancia de la garza, la fuerza de la pantera y la astucia del gato. Se tomó un rayo de sol para calentar su cuerpo, los cauces del río para que siempre fluya y la ráfaga de viento para moverse con delicadeza en un terreno uniforme. También se tomaron las gotas de agua salada para llorar ríos y entonces ver con claridad y se tomó la fuerza de las rocas para que su corazón nunca se rompa aunque lo golpeen con fuerza.
La fotografía de Thomas Bichler nos muestra cuerpos femeninos que se unen en perfecta armonía con el agua y las rocas. Cuerpos desnudos que no tienen qué temer porque están rodeados de elementos naturales que los acompañan y les muestran que no hay nada de malo con estar desnudo. "Simbiosa" es el nombre del proyecto fotográfico que muestra esa interacción entre la mujer y su entorno natural. En las imágnes se observa esa simbiosis tan importante para Bichler, una simbiosis en la que los elementos se mezclan para formar un todo. Una fotografía integrada por el poder de la naturaleza y la belleza femenina.
En los paisajes destacan el agua y las rocas, estas últimas tan diversas nos recuerdan también la variedad del cuerpo; algunas más lisas, otras más rugosas, unas más pequeñas, otras más grandes; pero todas fuertes. Las fotografías en blanco y negro nos muestran un mundo tranquilo, calmado, profundo; un lugar lleno de posibilidades aun con la ausencia de color. Un universo de contrastes, acompañado del sonido del agua y de una voz femenina; un universo que florece con la presencia de la mujer.
https://culturacolectiva.com/adulto/el-equilibrio-del-desnudo-femenino-con-la-naturaleza
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