*El Naturismo, como una celebración del cuerpo humano natural, libre de la artificialidad de la moda, es altamente compatible con los ideales de un estilo de vida simple, natural y de no agresión al medio ambiente.
*Así como trabajamos para el bienestar de la naturaleza, también deberíamos trabajar para el bienestar y la libertad de nuestros cuerpos, especialmente en la medida en que ellos puedan integrarse con el resto de la naturaleza.
Como ha observado la Federación Naturista de Quebec: “La naturaleza no es solo árboles, también es nuestros cuerpos.”
*Las metas del Naturismo y del ambientalismo generalmente son paralelas. Como este, el Naturismo procura preservar el carácter natural de los paisajes y se opone a la urbanización y explotación comercial. El gran riesgo para la mayoría de las playas no es la desnudez, sino la urbanización y la toma de posesión de áreas, originalmente públicas, por parte de balnearios, hoteles y complejos turísticos privados.
*Desnudo uno se siente parte de un lugar natural, vestido es un observador.
*El nudista es más sensualmente consciente, porque la desnudez aumenta su sensibilidad, y su experiencia sensorial.
*La vestimenta nos aísla del mundo que nos rodea, inhibiendo la habilidad de la piel de censar el entorno e irritándola artificialmente.
Paul Ableman escribe: “Si los primitivos perdieron su cultura [al haber sido vestidos por los misioneros], también perdieron su entorno. El aborigen perdió el sol, la lluvia, la hierba bajo sus pies, el follaje que rozaba su piel cuando caminaba por el bosque, el agua de los lagos, los ríos y el océano, que se deslizaba junto a el, y sobre todo, la incesante comunión con el viento. Cualquiera que haya pasado algún tiempo desnudo al aire libre sabe que el juego de los elementos sobre el cuerpo, produce una sensación siempre cambiante, que puede alcanzar la intensidad erótica. La piel se torna vivaz y sensible y se genera un espectro totalmente nuevo de sensaciones. Cubra su cuerpo y esta rica comunión es reemplazada meramente por fortuitos e incluso irritantes contactos con tejido inerte. Se produce un enorme cambio, y su magnitud tal vez pueda juzgarse por la aversión de los indios de Tierra del Fuego a adoptar vestimenta. Estos vivían en un clima tan duro, que Darwin observó nieve fundiéndose en los pechos desnudos de una mujer. Preferían el contacto dérmico con el entorno, hostil como era, a la perdida de la sensación que implicaba vestir ropas.”
*La vestimenta compulsiva es incompatible con los dictados de la naturaleza, como lo expresan todos los demás miembros del reino animal. Los humanos son la única especie que se viste a si misma.
*Algunos psicólogos teorizan que los humanos desarrollaron la vestimenta, en parte, para apartarse de los animales.
Fred Ilfeld y Roger Lauer escriben: “El mayor objetivo del hombre es la superioridad… y una manera de conseguirla es vistiéndose. Las ropas no solo decoran y protegen, ellas también le dan jerarquía a quien las lleva, no solo respecto de sus iguales, además y principalmente, en relación a su lugar en la naturaleza. La vestimenta, al ocultar sus órganos sexuales, hace que el ser humano parezca menos un animal y más un dios.” Lawrence Langner agrega: “El hombre moderno es un puritano, no un pagano, y con su ropa ha podido sobrellevar su sentimiento de vergüenza con relación a la exposición de sus órganos sexuales en público, en compañía mixta. Ha logrado esto transformando su inferioridad básica en un sentimiento de superioridad, relacionándose a si mismo con Dios a cuya imagen asexuada el reclama estar hecho. Pero al sacarse todas sus ropas, es fácil ver que el es mitad dios, mitad animal. Está jugando dos roles que son contradictorios entre sí, y el resultado es una gran confusión.”
*La barrera física de la vestimenta refuerza las barreras psicológicas que nos separan del mundo natural.
En nuestra sociedad de vestidismo obsesivo, nos hemos distanciado tanto de la naturaleza que la sola visión de nuestro estado natural, resulta a menudo alarmante. Allen Ginsberg escribe: “La verdad siempre puede sorprender un poco, porque nosotros somos criaturas de hábito, especialmente en nuestra hipermercantilizada, hiperindustrializada e hipermilitarizada sociedad. Cualquier presentación de la naturaleza tiende a parecer chocante.”
*Los estilos de vida que son incompatibles con los dictados de la naturaleza (incluyendo el vestidismo obsesivo) pueden resultar psicológicamente dañinos.
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