Vivimos en una sociedad donde se han creado necesidades materiales que en nada satisfacen los deseos de nuestro espíritu.
Hemos convivido con estereotipos de realización personal… que casarnos a determinada edad… tener hijos antes de los 30… poseer títulos universitarios y especializaciones a la orden del día…. posesiones.
Fuera de ello no habría forma de alcanzar la felicidad plena. El tema es que cuando alcanzamos todos esos objetivos… nada parece suficiente ¡y pobres desdichados aquellos que no logran algunos de ellos!
¿Alguna vez te has preguntado quien o quienes generaron nuestras propias expectativas? ¡Crees que has venido a esta vida a cumplir lo que otros desean para ti? Sal de la matrix… y empieza a dialogar con tu espíritu… con el Dios que hay en ti… sin voces externas… sin publicidades desmedidas.
Apártate cuando puedas de todo lo que el mundo quiere mostrarte. Cuando te reconozcas a ti mismo como lo que eres… sientas en ti tu esencia del Creador… verás que poco y nada de lo que el mundo te ofrezca a través de esos estereotipos materiales y personales se identificarán con los deseos elevados de tu alma.
Extracto de la segunda parte del libro "Ignacio Rivas y sus Mensajes de Dios"
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