Alrededor de 20 millones de turistas en Europa eligen el destino vacacional en función de su oferta naturista. Dentro de nuestro país, el nudismo gana impulso por la proliferación de propuestas y por la transformación de la sociedad. El reto: saber vender ese potencial.
Vista de una playa naturistas de Mallorca. Foto: EFE/Manuel H. de León
España gana posiciones como destino naturista entre los cerca de 20 millones de europeos dispuestos a disfrutar de esta práctica. Así lo explica a Efetur el presidente de la Federación Española de Naturismo (FEN), Ismael Rodrigo, quien indica que nuestro país “es el mejor lugar del mundo para disfrutar del turismo nudista, aunque no se está vendiendo bien”.
Sin tapujos
Y es que, a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno, aquí “las políticas que se hacen en relación al turismo naturista dejan mucho que desear”. En destinos como Francia, dice, lo tratan “de una manera integrada” con el resto del turismo; y en otros como Croacia es tal su éxito que “alrededor de un tercio de los ingresos por turismo provienen del viajero naturista”.
Con el foco en el exterior, Rodrigo señala a Holanda como el país “donde más naturistas hay en proporción”, un tipo de viajero al que le gusta “viajar en caravana y se deja ver con frecuencia en zonas naturistas españolas”. “Británicos y alemanes completan el podio de países emisores hacia nuestro país”, comenta.
En España, la tendencia es creciente y el empresario del sector turístico está “cada vez más abierto, lo ve normal”. Esta aceptación y “apertura de mente” ha provocado la proliferación de espacios que invitan a disfrutar del naturismo, una práctica que, a juicio de Rodrigo, está muy ligada “a la sostenibilidad y el acercamiento a la naturaleza”.
Concretamente, España suma más de 400 espacios en los que es habitual disfrutar del turismo nudista, la mayoría distribuidos por la costa mediterránea. Entre los rincones más populares se encuentra, por ejemplo, el hotel Naturplaya, en el norte de Mallorca; el Templo del Sol, en L ‘Hospitalet de l´Infant (Tarragona), “un camping de primera que recibe mucho turista francés”; el Camping naturista El Portus, “el más bonito, quizás, en cuanto a paisaje”; el Costa Natura, en Estepona, que presume de ser “el más antiguo de España”; o el hotel Magnolias Natura, en Canarias, “cercano a la Playa de Maspalomas, bien integrado, y muy bonito”.
Pero si hay un destino que despunta entre todos los demás ese es el municipio de Vera, en Almería, “donde más turismo naturista se registra de España y de Europa”. Entre los alicientes que concentra, numerosas urbanizaciones -como Vera Natura o Natsun- que suman más de 13.000 plazas, un hotel, gastronomía y hermosas playas repartidas por el Parque Natural de Cabo de Gata.
En la zona norte, sin embargo, la oferta específica para naturistas es “casi inexistente”. En opinión del presidente de la FEN, esto se debe a que en esas comunidades existe “mucha libertad, la gente se baña desnuda en cualquier playa urbana y no hay ningún problema, no se produce conflicto”. En este sentido, añade que otra de las posibles razones es que el campismo en el norte “es menos rentable” porque, argumenta, la temporada es muy corta.
Lo que está claro es que el naturismo “está muy ligado al cámping” y que existen pocos hoteles u otros espacios en los que disfrutar sin necesidad de llevar ropa. “Los restaurantes aislados que no están vinculados a unas instalaciones naturistas fracasan, no tienen sentido, porque la gente va una vez como experiencia rara o curiosa, pero no repite”, defiende.
Preguntado por la regulación de esta práctica, el experto afirma que no existe prohibición al respecto porque, recuerda, “todo lo que no está expresamente prohibido por ley, está permitido”. En defensa de este colectivo, Rodrigo considera que el Estado “no tiene nada que decir” sobre la vestimenta de las personas en lugares públicos porque “no hay ninguna ley que lo prohíba y si alguien se escandaliza es que tiene un problema educacional del que el Estado no se encarga”. “Esto lo determinan las costumbres, que son las que marcan la aceptación o rechazo de la gente”, defiende.
Vista general que muestra a turistas practicando el nudismo en la playa. Foto: EFE/Mario Arturo Martínez
En todo caso, deja claro que desde la Federación no promueven que las personas vayan desnudas por la calle, sino que cuando la ropa no haga falta el que no quiera usarla no esté obligado a ello. ¿Y cuándo no hace falta?, le preguntamos. “Cuando toca ir en bañador”, dice.
“No somos gente rara, de hecho creo que somos los más normales porque hacemos lo lógico: no usar ropa cuando no hace falta. El bañador solo estorba y molesta”, agrega.
En cuanto al perfil del viajero naturista, Rodrigo revela que se trata de un turista “más bien mayor”, con un nivel educativo alto, un elevado poder adquisitivo, capaz de pensar por sí mismo y con un gran espíritu crítico. “Entre nuestros socios hay muchos abogados, profesores, gente del mundo del arte, del espectáculo, de la medicina…”, comenta.
En cuanto los retos principales, desde la FEN abogan por algo que, a priori, llama la atención: acabar con las playas nudistas. Según explica su presidente, la clave está en “normalizar la desnudez”. “Este tipo de playas nos convierte en gueto, nos aísla, nos acota, atrae a mirones… no está claro que el tema de la playa nos beneficie”, denuncia. Lo importante es, es su opinión, intentar que no se establezca una oferta excluyente sino “normalizar la desnudez y formar a la gente”.
Alojamientos, entornos naturales, gastronomía, playas y turistas ávidos de mostrarse sin tapujos unen fuerzas para normalizar el naturismo, una tendencia abocada al crecimiento que encuentra en nuestro país una interesante oferta turística. Además, quienes lo deseen tienen ya a su disposición la nueva página web de la Federación, que aglutina todas las propuestas del territorio nacional y que invita a conocer España al desnudo.
http://www.efetur.com/noticia/espana-al-desnudo-naturismo-nudismo/
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