Catalunya es queda sense platges nudistes: «Cada vegada hi ha gent amb banyador i fent fotos»
Una playa apartada en un entorno tranquilo, donde la única ropa que existían eran las toallas sobre la arena. Así era la cala Isla Roja de Begur, una de las playas de mayor tradición nudista de Cataluña. Esta imagen, sin embargo, hace tiempo que es historia. Ahora la playa se llena cada verano de «textiles», como el movimiento naturista llama a los bañistas con bañador, y los nudistas han pasado a ser casi una especie en extinción. De hecho, esta semana la playa estaba a rebosar de bañadores y bikinis.
«Más gente vestida»
«Cada vez hay más gente que va vestida en estas playas y eso nos incomoda», se lamenta Segimon Rovira, presidente del Club Català de Naturisme (CCN)/Club Catalán de Naturismo. «Hay inferioridad de condiciones entre la gente nudista y los textiles, tenemos mucho menos espacio. Los textiles pueden entrar en los espacios nudistas y no pasa nada. Pero nosotros no nos encontramos cómodos en espacios no nudistas: no queremos incomodar y pueden llegar a increparnos», añade.
Desde el CCN se impulsa un proyecto de protección y promoción del nudismo. El principal objetivo es preservar los espacios naturistas. No excluyen a grupos mixtos –como familias o parejas en las que algunos miembros no se encuentren cómodos yendo desnudos–, pero su objetivo es crear un ambiente tranquilo y seguro para practicar este estilo de vida.
Espacios no seguros
De hecho, la reducción de espacios nudistas provoca la desaparición del movimiento. Rovira destaca que «los que quieran iniciarse en esta práctica se encontrarán más seguros si encuentran lugares para hacerlo». Si introducirse en este mundo –o practicarlo esporádicamente– puede provocar vergüenza e inseguridad, hacerlo en un entorno donde todos los demás van vestidos y sentirse observado aleja a los potenciales nudistas.
Es el caso también de los jóvenes, que, influidos por otros factores, como la presión estética y la inseguridad de su cuerpo, así como la creciente sexualización de la desnudez, se han convertido en una minoría en el colectivo. Las mujeres, especialmente las jóvenes, también temen el acoso y que eventuales imágenes suyas –tomadas sin consentimiento por móviles vecinos– acaben circulando por internet. La antropóloga Livia Motterle también ve una ruptura generacional. «Los jóvenes han sido anatestesiados por las redes y las tecnologías, y si luchan por algo lo hacen especialmente allí –afirma–. En las redes es donde enfocan su relación con el cuerpo, a través de selfies».
Sitios buscados
Hay más factores que ponen la alfombra roja en la extinción de las playas nudistas. Un número creciente de usuarios textiles acuden a estas playas, muchas veces situadas en espacios reservados y tranquilos. "Estas calas se han hecho muy populares por internet", explica Rovira. "Se han publicado muchos artículos y listas de playas donde no se especifica que son nudistas". La belleza de estos sitios también atrae a muchas personas que quieren hacerse fotos para subirlas a las redes. Fue el caso de la Isla Roja. «Cuando abrieron el chiringuito –que ya no está– se favoreció un turismo de ir y tomar fotos», añade Rovira, lo que aumentó la masificación y, con ello, la incomodidad de los nudistas. «Cada vez hay más gente poco respetuosa y hace fotos sin pedir permiso», señala.
La Federación Naturista-Nudista de Cataluña dispone de una lista de playas naturistas en su página web. De éstas, poco más de la mitad aparecen como nudistas en una búsqueda rápida de Google. Muchas simplemente son descritas como playas vírgenes y apartadas, un factor que atrae a muchos turistas a visitarlas. Desde la federación no quieren mantener estas playas en secreto. Por el contrario, su objetivo es dar a conocer esta práctica y promover su filosofía, pero para ello estas playas deben catalogarse como espacios nudistas.
El papel de los ayuntamientos
El papel de los ayuntamientos «Los ayuntamientos deben señalizarlas, informar de lo que esto significa y promover el turismo naturista, de alto poder adquisitivo», enumera Rovira. En la práctica, sin embargo, muchos consistorios ponen reparos a su promoción.
El Síndic de Greuges publicó una resolución en 2018 que reclamaba la protección del nudismo. Pedía a todos los ayuntamientos que se aseguraran que en su municipio "hubiera algún espacio para hacer nudismo con tranquilidad".
A raíz de esta resolución, el ayuntamiento de Begur, tras una potente campaña mediática del Club Català de Naturisme, señalizó como nudista la cala Illa Roja. "Es una playa de tradición nudista y con esta señalización buscamos promover el civismo, que sea una playa inclusiva y con buena convivencia", explican desde el ayuntamiento.
Ordenanzas municipales
Sin embargo, no hay ninguna ordenanza municipal que proteja a esta minoría. Su mención en la normativa municipal sólo se hace para restringir su práctica a espacios en concreto. Es el caso de ayuntamientos como el de Barcelona, Tarragona, Castelló d'Empúries y Castell – Platja d'Aro. El consistorio de Castell – Platja d'Aro explica que la prohibición del nudismo en su playa responde a que es un lugar de «tradición familiar».
Rovira cree que las ordenanzas municipales deberían incluir aspectos para promover el nudismo y conservar sus pocos espacios. "Sería ideal a nivel de toda Catalunya", añade.
Alternativas
Alternativas Tras la ofensiva textil, los naturistas acuden a lugares como campings específicos oa pueblos como el Fonoll, una localidad de Tarragona donde se puede vivir y practicar un turismo 100% naturista. «Desde la pandemia, cada vez más gente quería vivir aquí. Hemos llegado al límite», explica Núria Espinal. Ella y su marido administran al pueblo con la ayuda de voluntarios. «Es un espacio más familiar y diferente a las playas, donde cada vez hay más gente que no respeta la filosofía nudista», denuncia Espinal. «En cambio, la gente viene ahí está encantada, nadie molesta», añade.
https://www.elperiodico.cat/ca/societat/20230715/platges-nudistes-catalunya-desapareixen-testimonis-89786500
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