A la hora de publicar el primer artículo en el nuevo blog de la Federación Española de Naturismo, lo hago con la intención de escribir sobre el tema más importante para el Naturismo hoy en día. Es difícil decidir cuál debe ser. ¿Es acaso la separación del sexo y el desnudo? ¿Es acaso nuestra lucha para lograr que el cuerpo humano no sea objeto de criminalización legal? ¿Podría ser el dejar claro que el Naturismo nada tiene que ver con las llamadas terapias alternativas, que no somos personas crédulas sin espíritu crítico, contrarios a los avances de la ciencia? (cita: La tercera batalla del Naturismo)
Creo que nada de esto es ya lo más importante, pues son escasos los Naturistas que opinan que hay que pedir guetos que limiten nuestras libertades, y pocos también los despistados que se acercan a nuestras asociaciones en busca de sexo o medicinas alternativas. Nuestra presencia en los medios de comunicación ha hecho que la mayoría de la sociedad ya tenga claro todos estos aspectos sobre los Naturistas o Nudistas.
¿Qué es entonces lo que nos falta y a lo que, por tanto, deberíamos dar ahora más importancia? Una vez que la gente ya sabe ‘lo que no somos’, debemos centrarnos en difundir ‘lo que podemos aportar’ a la sociedad. En una primera aproximación se me ocurren los siguientes cuatro apartados:
– Los beneficios para el medio ambiente, la llamada disminución de la “huella ecológica”.
– Los beneficios de cara a la aceptación del propio cuerpo, en una sociedad en la que cada vez más gente se opera para ser aceptada.
– Los beneficios para el combate del machismo que convierte el desnudo de la mujer en objeto de consumo del hombre o en su propiedad.
– Los beneficios para la formación de la infancia.
Sin lugar a duda, para mí, este último es el aspecto más importante que debe aportar nuestra filosofía a la sociedad y por ello me propongo iniciar este debate con el artículo de hoy.
Meditaba sobre ello durante la celebración del 20 aniversario de la aprobación de la “Convención sobre los Derechos del Niño”, que celebramos hace pocos días (www.unicef.es/derechos/docs/CDN_06.pdf) y me daba cuenta de lo mucho que nos queda por hacer.
Es verdad que en España y en muchos países de Europa está ampliamente aceptada la convivencia en desnudez en el seno de la familia. Pocos dudan de que es sana para una equilibrada formación del menor. No se deben crear en los niños fobias (miedos irracionales) al desnudo.
Pero aun así, se sigue escuchando como único mensaje contra la desnudez la frase ‘¿no ve que hay niños?’. Razonemos con argumentos tales como que en los vestuarios de adultos de piscinas, también se cambian niños y niñas con naturalidad. Se queda en evidencia que es el adulto el que se escuda en el menor para protestar por algo que le disgusta a él.
El padre terminará sentenciando que él y sólo él tiene derecho a elegir qué tipo de educación quiere para su hijo. Incluso sin negar que la visión del cuerpo humano al natural pueda ser beneficiosa para su hijo, nos dirá que sólo él puede decidir en qué circunstancias y en qué momento su retoño deberá enfrentarse a su primer desnudo.
¿Es verdad que los padres tienen derecho a educar a sus hijos como ellos quieran? ¿Pueden inculcar ideas racistas o xenófobas a sus hijos? ¿Pueden transmitirles rechazo o vergüenza al cuerpo humano o a alguna de sus partes?
Tal y como nos indica la Convención sobre los Derechos del Niño, los padres tienen, sobre todo, obligaciones hacia sus hijos: obligación de educarles en libertad y en tolerancia, obligación de darles una visión positiva del ser humano. Una educación que censura el cuerpo conduce a nuestros jóvenes a muchos de los problemas que hoy tienen.
El artículo 29 de la Convención establece que la educación “debe prepararte para ser una persona respetuosa con otras personas, responsable, pacífica y respetuosa con el medio ambiente en una sociedad libre.” Con una educación así conseguiremos que la siguiente generación no tenga traumas de adolescencia debidos al desconocimiento de su cuerpo, no entienda de problemas derivados de la falta de aceptación de su propio cuerpo, no esté sometida al comercio del desnudo y se sienta parte de una naturaleza que necesitamos conservar con urgencia. Nuestros jóvenes, en un mundo globalizado, deben aprender a respetar la diversidad de cuerpos y de razas, rechazando los moldes de perfección que se les imponen desde el mundo publicitario así como el sentido del pudor generado por erróneas interpretaciones religiosas.
Los misioneros se desconcertaban al encontrar que la recomendación bíblica de ‘vestir al desnudo’, lejos de producir mejoras en la moral nativa, casi siempre resultaba en un deterioro de ésta (nº 23 de “205 razones para ser Naturista”). Al llamar la atención sobre las partes cubiertas, aumentaban los delitos sexuales antes casi desconocidos. Si educamos a la sociedad en la naturalidad de la desnudez, los delitos sexuales disminuirán de forma considerable.
A los Naturistas no nos basta con que la UNICEF no señale en la convención ni en ninguno de sus otros escritos que la visión del cuerpo humano sea perjudicial para la infancia. Los Naturistas tenemos que decir muy alto y muy claro que es obligación de los padres educar a sus hijos en la dignidad del cuerpo humano.
Ismael Rodrigo,
Coordinador de la European Naturist Commission,
Presidente de la FEN.
—————-
Ideas para una correcta formación sobre la desnudez
· No usar pijamas, al menos en verano
· Realizar las tareas de aseo matinal sin ropa
· Vestirse justo antes de salir de casa
· Si el suelo es apropiado, no usar calzado
· Prescindir de la ropa en vez de encender el aire acondicionado (mejor no tenerlo)
· En piscinas públicas no poner la parte superior del bañador a las niñas
· Si puede instalar una piscina o un Jacuzzi en casa, hágalo y comparta juegos con sus hijos
https://naturismo.org/2009/11/es-obligacion-de-los-padres-educar-a-sus-hijos-en-la-dignidad-del-cuerpo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario