lunes, 19 de agosto de 2019

LA MADUREZ SIGNIFICA BUSCAR SOLUCIONES, NO EL CULPABLE (BRASIL)


"No hay un problema tan terrible que no puedas agregar un poco de culpa y empeorarlo aún más".
(Bill Watterson)

¿Recuerdas cuando eras un niño? La infancia es un momento maravilloso, por eso siempre queremos volver y sentir nostalgia por esta fase. Este es el momento en que descubrimos el mundo y al mismo tiempo nos sentimos protegidos por los adultos.

En la infancia y la adolescencia, son nuestros padres o tutores quienes tienen el deber de protegernos, satisfacer nuestras necesidades y, lo más importante, tomar decisiones por nosotros. Es por eso que crecer es una experiencia agridulce; Perdemos comodidad y seguridad, pero ganamos algo extremadamente importante: libertad.

Con los años, gradualmente nos hacemos cargo de nuestras vidas. Lo primero que hacemos es trabajar para atender nuestras necesidades básicas; pero hay otros aspectos de los que debemos responsabilizarnos: nuestros lazos emocionales, por ejemplo, o nuestra salud mental.

Es la forma en que gestionamos esta responsabilidad lo que marca la diferencia entre crecer y madurar. El tiempo pasa inexorablemente y todos crecemos, pero la forma en que asumimos la responsabilidad de nuestras emociones nos permitirá decir que, además de crecer, maduramos.

Madurar es aprender a encontrar la solución, no el culpable.
Tomar decisiones implica experimentar emociones relacionadas con el miedo a cometer errores e incertidumbres. Tanto es así que a veces nos atascamos y es muy difícil elegir un camino sobre otro.

Lo que es seguro es que todos cometemos errores, esto es parte del proceso de aprendizaje. ¿Recuerdas cuando estabas aprendiendo a contar en la escuela? Al principio fue complicado y cometiste muchos errores, pero con la práctica se convierte en una habilidad básica.

Asumir la responsabilidad de estar equivocado implica un proceso complejo de reflexión y análisis de los hechos, por lo que a veces es más fácil buscar motivaciones externas que justifiquen nuestros errores. Aquí es precisamente donde entra en juego la culpa. Cuando tenemos un problema, nuestra mente se calienta para encontrar un culpable.

A veces, por ejemplo, cuando golpeamos cualquier objeto, lo culpamos por estar en el camino de nuestros pies. ¿Nunca te ha pasado esto? Camina distraídamente por el pasillo y de repente golpea un objeto que no estaba allí, hiriendo tu pie. Sin pensar, dirás "maldito objeto", no debería estar allí.

Naturalmente, la frustración necesita un culpable.

Sin embargo, ¿qué sucede con los obstáculos que encontramos en nuestro camino cuando son algo mucho más importante que un objeto olvidado por error en el corredor?

Sin embargo, ¿qué sucede con los obstáculos que encontramos en nuestro camino cuando son algo mucho más importante que un objeto olvidado por error en el corredor? Este puede ser un examen que se ha preparado para hacer pero que no ha hecho, o no ha renovado su contrato de trabajo, tiene problemas para comunicarse con su pareja o que su padre está enojado con usted cuando expresa su opinión.

Si no reflexionamos, si nos dejamos llevar por las emociones, la culpa es una especie de neón que de repente se ilumina en nuestra mente.

Cuando culpamos a alguien o a nosotros mismos por lo que sucede, nos estamos centrando en nuestras emociones y actitudes negativas: estamos abrumados por la ira y la frustración, sentimos tristeza o rencor, y no avanzamos. En resumen, somos infelices.

Sin embargo, si superamos estas emociones negativas y seguimos adelante, encontraremos que en lugar de buscar un culpable, hay algo mucho más útil: tomar medidas para ayudarnos a cambiar la situación. Si buscamos soluciones, nos enviaremos un mensaje de que si algo sale mal, podemos intentar remediarlo y trabajar para resolver la situación.

“Preocupémonos más por ser padres de nuestro futuro que hijos de nuestro pasado.” - (Miguel de Unamuno)

Es natural asumir la responsabilidad de un resultado que no fue exactamente lo que esperábamos, detectar dónde hemos fallado e intentar corregir para obtener el resultado planificado la próxima vez. Lo que no debes hacer es martirizarte por ello. Si no ha aprobado un examen porque no se ha preparado lo suficiente, reconocer dónde falló es la forma más fácil de no repetir el fracaso, pero fomentar un sentimiento de culpa es darse un castigo psicológico que no ayudará.

Culparse a sí mismo es una forma de castigarse a sí mismo, culpar a los demás es una forma de eximirse del resultado negativo, y ambos son un medio de alimentar sentimientos negativos que, mientras duran, no le permitirán arreglar lo que que salió mal.

Sin embargo, si cambia su sintonización y acepta que ocurren errores, que cada acción está sujeta al fracaso, sus emociones también cambiarán y ya no se culparán ni se culparán a sí mismos. En cambio, se centrará en corregir el error.

Las emociones negativas son inevitables, pero si buscamos soluciones en lugar de culpables, nos daremos cuenta de que son cosas pasadas y que debemos seguir avanzando para alcanzar nuestros objetivos.

Traducido y adaptado de lementeemeravigliosa

https://www.pensarcontemporaneo.com/maturidade-significa-buscar-solucoes/

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