Por Jean-Luc Bouland 27 de septiembre de 2024
Eva y Adán se encuentran entre los personajes bíblicos más famosos y el episodio del Jardín del Edén es probablemente uno de los más conocidos por el público en general. Tras su paulatina difusión entre la población, la relación que tenemos con el desnudo ha cambiado por completo. La revista Naturisme abre la ficha en su N°88.
Por Guillaume Lemoine
Comencemos con un rápido recordatorio de los "hechos".
Después de la creación de la tierra y del universo, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y señoree en los peces del mar, en las aves del cielo, en las bestias, en las toda la tierra, y sobre todos los reptiles/criaturas que se arrastran/pululan sobre la tierra. Dios creó al hombre a su imagen, lo creó a imagen de Dios, creó al hombre y a la mujer. Dios los bendijo, y les dijo: Fructificad, multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla; y dominad los peces del mar, las aves de los cielos y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:26-28).
En otro episodio del Génesis, un poco contradictorio porque la mujer no fue creada al mismo tiempo que el hombre, encontramos a Dios que toma al hombre que creó para colocarlo en el jardín del Edén para cultivarlo y conservarlo (2,15). Al hombre se le permitió comer de todos los árboles del huerto, excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque “el día que de él comas, morirás” (2,16). Aquí Dios le da una prohibición al hombre y especifica la consecuencia (la muerte del hombre). En 2.19 el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; Le haré una ayuda como él (aquí la mujer no es igual al hombre sino una “ayuda”), y el Señor Dios formó una mujer de la costilla que le había quitado al hombre, y lo llevó al hombre (2.22).
Tanto el hombre como su mujer estaban desnudos y no se avergonzaban (2:25). La serpiente más astuta de los animales del campo dijo a la mujer: “¿De verdad dijo Dios: No comerás de todos los árboles del jardín? » (3.1). La mujer lo confirmó: “Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, Dios ha dicho: No comeréis de él ni lo tocaréis, para que no muráis” (Gen 3, 3). Entonces la serpiente dijo a la mujer: No morirás; pero Dios sabe que el día que lo comáis, se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal (3:4-5). La mujer vio que el árbol era bueno para comer y agradable a la vista, y que era precioso para abrir la mente; tomó de su fruto y comió; también dio un poco a su marido, que estaba con ella, y él comió de ello (3,6). Se abrieron los ojos de ambos, se dieron cuenta de que estaban desnudos, y cosiendo hojas de higuera, se hicieron cinturones (3,7). Entonces oyeron la voz de Jehová Dios que pasaba por el huerto al atardecer, y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto (3:8). Pero Jehová Dios llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? (3.9). Él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo, y me escondí (3,10). Siguen diversas consecuencias y castigos (demonización de la serpiente, parto doloroso, necesidad de trabajar para alimentarse, etc.) y dominio del hombre sobre la mujer “tus deseos serán hacia tu marido, pero él te dominará” (3: 16)…
Encuentre este artículo completo en la Revista Naturisme N°87
https://www.naturisme-magazine.com/alannonce/eve-et-adam-les-premiers-nus-diabolises-du-monotheisme
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