Por Jean-Luc Bouland 25 de abril de 2024
Cuna legendaria del naturismo desde 1950, el CHM de Montalivet (Gironda) está lleno de aventuras memorables en cada rincón. Un hermoso tema que acaba de ser tratado con humor en un libro de Sabrina Lafourcade, una de sus admiradoras desde hace más de 30 años.
“Déjate llevar por las jugosas anécdotas de la autora que ofrece una lectura cautivadora de sus aventuras en el centro naturista de Montalivet (…) observaciones a veces cáusticas, a menudo divertidas pero siempre tiernas, sobre fragmentos de la vida en el CHM” dice, con su pluma “poética y divertida” acompañada de su mirada chispeante. Esta obra, con su estilo agradable y agradable, es una buena manera de descubrir el estilo de vida naturista, donde algunos se reconocerán... y otros descubrirán “un universo no tan diferente al de ellos”.
Autoeditado, este libro propuesto por quien, después de haber pasado más de diez años en el sector de la animación y quince años en el de la educación, muestra una vocación de autora al revelar que llegó a este lugar en 1989, en el 20 años, por invitación de un amigo, sin saber que era naturista. Y, a lo largo de las 140 páginas y de sus encuentros, entendemos por qué eligió volver a él, como lo hará nuevamente este verano para dedicar esta obra.
Extractos
“(…) aparece de la nada un hombre en bicicleta: ¡completamente desnudo! Una calma desconcertante emanaba de él. Me quedé helada como si alguien hubiera puesto mi vida en pausa. La imagen de ese ciclista desnudo apareció en mi retina, mi mente buscando frenéticamente el botón de “reiniciar”. Mientras yo permanecía petrificado, mi amigo continuó con su comportamiento sin inmutarse, con la indiferencia personificada. En mi cabeza fue un auténtico cataclismo: “¡Oh, mierda! “A pesar de cinco años de devoción a la gran literatura, estas dos palabras fueron las únicas que cruzaron el umbral de mis labios (…)” – Página 10.
“¡Verano de 1995, aquí estoy como líder juvenil en CHM! Éramos cinco en el equipo y formábamos un grupo pequeño y diverso. Todos teníamos alrededor de 26 años, excepto una, la más joven, Laëtitia, que acababa de celebrar su 18 cumpleaños ese verano. Su presencia fue producto de un castigo de su madre, al parecer por haber reprobado su bachillerato. La desnudez no había sido parte de su mundo hasta entonces, pero iba a intentar adoptarla un tanto coaccionada y forzada (…)” – Página 29.
“Vivir todo el año en CHM significa conocer gente, no sólo cruzarse con ella. El número limitado de habitantes nos permite detenernos en cada uno, saludamos al principio, luego charlamos un poco, luego más y los vínculos se forjan. Y la observación es unánime: ¡todavía nos encontramos allí con personalidades muy atípicas! ¡Un montón de zozos felices! (…)” – página 97
“Broma empedernido, esa noche mi plan era simple: hacerle creer que las dos parrilladas en el centro Co eran nuestras por la noche, cuando en realidad, nuestro grupo había asignado una parrillada y la segunda la invirtieron veraneantes ajenos a nuestro grupo. (…)” – página 123.
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https://www.naturisme-magazine.com/mediatheque/lectures/le-naturisme-a-monta-cest-rigolo
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