Hombres, mujeres y niños tomaron parte este domingo en la playa de Barinatxe, conocida como La Salvaje, en una jornada soleada. / PEDRO URRESTI
Deportistas profesionales y aficionados se dieron cita este domingo en la popular carrera naturista, que arrancó en 1999
AZAHARA GARCÍA. Domingo, 14 julio 2019, 20:16
La liberación de correr desnudo. Medio centenar de deportistas y aficionados de toda índole participaron este domingo en la 20 edición de la carrera nudista de Sopela, que tuvo lugar a las 11.00 horas en la playa de Barinatxe, más conocida como La Salvaje. Un evento deportivo y naturista que se ha convertido en todo un acontecimiento social dentro del territorio. «En su día fuimos la primera competición nudista abierta a todo el mundo», declaró Patxi Ross, impulsor de la idea. «Antes existían carreras sin ropa, pero en recintos cerrados y exclusivamente para aquellos que comparten esta forma de vida», añadió.
La idea de esta competición nació en la cabeza del propio Ross. Corría el año 1999 y el cuerpo le pedía organizar un espectáculo diferente. «El reto era hacer algo que no hubiera hecho a nadie más», confesó este corredor naturista, a quién se le ocurrió aunar sus dos pasiones, el deporte y el nudismo. «Yo ha había corrido desnudo en alguna que otra carrera donde el resto de los participantes iban vestidos, así que me pareció una buena idea organizar un evento en el que todo el mundo fuese sin ropa», puntualizó.
Desde el principio esta convocatoria nudista tuvo una gran aceptación. Incluso las instituciones públicas pusieron su granito de arena para que se llevara a cabo. En su primera edición acudieron unas 50 personas, tanto practicantes del naturismo, como corredores profesionales que habitualmente realizan su actividad con pantalones y camiseta. Sin embargo, a la hora de dar el pistoletazo de salida, ocurrió algo inesperado. «A los nudistas la presencia de medios les intimidó y se vistieron todos», recordó Ross. «Nos asustamos un poco porque pensamos que todo se iba al traste», añadió. Fue entonces cuando los corredores profesionales se decidieron a quitarse la ropa y realizar el recorrido como si correr desnudos fuera para ellos algo habitual. «No les dio ni un poco de apuro y la verdad es que salvaron el evento».
Desde aquella primera vez, hace ya 20 años, esa dinámica se ha ido repitiendo competición a competición. «Sí que viene gente naturista, pero la mayoría de los corredores no lo son», explicó Ross.
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