Mercedes Aguilar, pionera e integrante del comité organizador del festival, explica que es una tendencia que se ha mantenido constante durante los últimos años, donde la presencia femenina ha ido ganando terreno
Pochutla.– Aunque no se había puesto una fecha como meta ni tenía claro cómo o cuándo lo haría, Sonia Esparza tenía claro que en un punto de su vida practicaría el nudismo. A sus 32 años y acompañada de su esposo, este 2023 fue el momento elegido por esta joven sonorense para dejar atrás los tabúes que arrastraba y liberarse de las ataduras que la ropa le impone al cuerpo desnudo.
El lugar para hacerlo no podía ser otro que Zipolite, la única playa del país donde la desnudez no se juzga ni se condena.
Sonia se desliza con naturalidad entre cuerpos que, como el de ella, sirven como lienzos y muestran trazos en colores brillantes. Los hay turgentes, fornidos, voluptuosos y delgados. También morenos y blancos, grandes y pequeños. No hay diferencias entre ellos, pues los hermana ese deseo de despojarse de prejuicios.
La única diferencia, si a caso, es entre aquéllos que lo experimentan por primera vez, como Sonia, o quienes lo han abrazado como un estilo de vida, pero al final todos se han dado cita en esta playa de la costa oaxaqueña que este fin de semana vive el retorno del Festival Nudista Zipolite 2023, en su octava edición.
Tras dos años de restricciones por la pandemia de Covid-19 y meses difíciles tras el paso del huracán Agatha, este evento considerado como el más importante del mundo para el nudismo regresa con fuerza y ha logrado convocar a más de 3 mil asistentes, reportando 100% de ocupación hotelera y rompiendo incluso las previsiones de autoridades y organizadores.
“Este año decidí que quería conocer el festival, ya al estar aquí te sientes con esa libertad, te dan ganas porque no te sientes juzgada ni observada, eres libre”, reflexiona Sonia cuando se le pregunta qué la animó a conocer Zipolite.
Como Sonia, este 2023 muchas más mujeres, sobre todo jóvenes, han decidido romper con los estigmas e imposiciones y liberarse a través de la desnudez. Se trata, explica Mercedes Aguilar Ruvalcaba, integrante del comité organizador del festival, de una tendencia que se ha mantenido constante durante los últimos años, en la cual la presencia femenina ha ido ganando terreno.
“Todavía no llegamos a que sea 50 %y 50%, sólo en algunas ocasiones, pero ya tenemos un 40% de asistencia femenina. Hemos logrado que se empoderen mayor cantidad de mujeres de todas las edades y hasta en las actividades que se hacen en los diferentes estados se ha visto esa constante”, dice sobre el avance, uno muy significativo si se toma en cuenta que en los inicios del festival la participación de mujeres apenas llegaba al 25% y eran los varones los que hacían suyo este espacio.
“Venimos jóvenes, abuelitas, gorditas, chaparras, morenitas, hay de todo tipo de cuerpos y el chiste es que se reconozcan”.
Para los organizadores una de las claves de esta tendencia es el esfuerzo de separar y desligar el nudismo de lo sexual, pues afirman que se trata de una práctica social y hasta familiar, por lo cual las mujeres se sienten seguras e incluso impulsan espacios sólo para ellas. “Al estar en igualdad de condiciones se pierde ese miedo y se sienten emparedadas, pues saben que no están solas y están rompiendo muchos tabúes”, dice Aguilar Ruvalcaba.
“El mayor temor es la comparación, pero se dan cuenta que aquí no tenemos estereotipos. Quien venga buscando al nudismo 90, 60,90 se van a decepcionar”, agrega.
Sonia está de acuerdo. La sonorense afirma que en ningún momento se ha sentido acosada y está convencida que en el nudismo no hay lugar para el morbo, pues es algo natural.
“Pensé que iba a ser un tabú completamente porque lo tenemos marcado, pero ya estando aquí es demasiado sencillo, te sientes libre. En ningún momento desde que llegué he sentido esa mirada de morbo o acoso, para nada”, reitera.
Pioneras
Aunque Mercedes y los demás organizadores recalcan el aumento de la participación de mujeres jóvenes, dejan claro que esto es un trabajo de años, un camino andado por quienes abrieron esta posibiidad. “En el nudismo hay muchas adultas mayores, esta generación fue un parteaguas, nos revelamos contra todas las tradiciones y cultura que traíamos y eso es lo que les estamos transmitiendo a las hijas y a las nietas, pero de que nos costó trabajo, no se imaginan todo lo que nos costó luchar para llegar a este momento”.
Mercedes sabe de lo que habla. A sus 66 años cuenta que lleva ocho años desde que comenzó a practicar el nudismo y aunque en un inicio enfrentó el rechazo de su familia, poco a poco ha logrado la aceptación y hasta motivar a otras. “Soy una loquilla bisabuela, siempre he estado con la menor ropa posible. Fui la pionera y ahora la que me sigue es una de mis nietas; uno de mis hijos está dispuesto a probar pero los otros no y mi madre casi me excomulga”, cuenta.
De acuerdo con cifras del gobierno de Oaxaca, se estimaba que el retorno del Festival Nudista atrajera a unas 2 mil 500 personas y dejara una derrama de más de 15.8 millones de pesos durante los cuatro días; sin embargo, su regreso ha roto todas las proyecciones y ha convocado a asistentes de al menos 10 países.
Nadia Bolaños, delegada regional de la Secretaría de Turismo de Oaxaca, afirma además que este año se realizó una inversión histórica en el evento, de más de 800 mil pesos, con la finalidad de acompañar a los prestadores de servicios turísticos y poder proyectar a Zipolite a un mayor nivel.
https://oaxaca.eluniversal.com.mx/mas-de-oaxaca/zipolite-mujeres-reclaman-espacios-en-el-nudismo-hemos-logrado-que-se-empoderen-y
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