viernes, 1 de julio de 2022

SPENCER TUNICK, 20 AÑOS DESPUÉS Y CON VARIAS VISITAS FRUSTRADAS: "MI OBRA EN CHILE ESTÁ INCONCLUSA" 2/3 (CHILE)

La entonces encargada de prensa del MAC y actual coordinadora de la colección del Museo de la Solidaridad, Carol Yasky, estuvo también tras las bambalinas de la instalación de Tunick y considera, en cambio, que la obra del estadounidense no resultó: “Hubo un problema de sobrepasar las expectativas de los participantes y una producción que no dio abasto en muchos sentidos. Él ni siquiera pudo comunicarse bien con las personas ni dirigir o lograr esa composición fotográfica que buscaba. Había una efervescencia de distinto orden que no estaba considerada. No eran obedientes los chilenos. La gente se reía, lo estaba pasando bien, pero estaba en otra. Recuerdo a Tunick siempre muy nervioso, durante y después de la instalación”. 

Brugnoli considera que el paso de Tunick por Chile no sólo fue un hito en su gestión como director del MAC y para el arte de la época, sino también para el país: “Él supo que su obra se vio sobrepasada por la catarsis de la tribu y el fenómeno que se produjo. La prensa de la época lo tomó casi como una noticia policial, pero yo creo que hoy los sociólogos y estudiosos de la sociedad y del arte tienen algo que decir al respecto, porque lo que provocó Tunick, ese rito casi místico, te diría yo, inauguró una nueva etapa en nuestra sociedad que nos puso en el siglo XXI”.

II. “Una experiencia social imborrable en mi vida”

Meses después de su paso por Santiago en 2002, Spencer Tunick envió a Chile 4 mil copias de las dos fotografías que capturó en el Parque Forestal. Debían ser entregadas a cada uno de los participantes, pero no todas llegaron a destino. Una de ellas aún permanece colgada en su estudio en Nueva York, donde vive con su esposa y principal musa, Kristin, y sus dos hijos adolescentes.

Acaba de tomar fotografías en Dinamarca e Israel, donde más de 300 personas posaron desnudas en el Mar Muerto. Convertido en un fotógrafo de fama mundial y a casi 20 años de lo que él mismo considera un hito en su carrera, Tunick conversó por videollamada con The Clinic sobre su vínculo con Chile. Lo definirá como un “amor inconcluso”.

* Brugnoli considera que el paso de Tunick por Chile no sólo fue un hito en su gestión como director del MAC y para el arte de la época, sino también para el país: “Él supo que su obra se vio sobrepasada por la catarsis de la tribu y el fenómeno que se produjo. La prensa de la época lo tomó casi como una noticia policial, pero yo creo que hoy los sociólogos y estudiosos de la sociedad y del arte tienen algo que decir al respecto, porque lo que provocó Tunick, ese rito casi místico, te diría yo, inauguró una nueva etapa en nuestra sociedad que nos puso en el siglo XXI”.

–En tu biografía de Wikipedia solo hay una mención a Chile y es sobre el debate moral que hubo aquí por tu obra. ¿Qué sabías antes de venir?

-Chile nunca estuvo en mi radar, ¿sabes? Sabía muy poco. Tampoco tenía amigos chilenos en ese momento. Ninguna conexión. Cuando surgió con Francisco Brugnoli la idea de ir y hacer la instalación, pensé que era una gran oportunidad para explorar otro país del sur de Latinoamérica luego de haber estado en Brasil y Buenos Aires. Dije: veamos cómo viven en Chile la relación con su cuerpo. Ese año investigué mucho sobre Chile; la geografía, la economía, su sociedad, su ave nacional y platos típicos, y también mucho sobre su historia. Leí mucho sobre la dictadura de Pinochet y después, estando allá, me hizo sentido el hecho de que él aún estuviera vivo en relación a esa necesidad de liberación y destape que vi en ustedes.

–¿Qué recuerdos tienes de ese día?

-Llegamos muy temprano para prepararlo todo. Antes de que saliera el sol, incluso antes de que empezara a llegar la gente. La persona que debía abrir la puerta donde estaban los megáfonos, la escalera y todo no había llegado y estaba cerrado. Esperamos mucho tiempo y realmente me descolocó, me sacó de mi mantra de preparación mental. No logré concentrarme y me puse muy nervioso en la espera de que el hombre que se había quedado dormido llegara con la llave. Fue muy estresante. La producción no fue buena.

-Debió ser más estresante aún cuando viste llegar no 200 ni 300 personas, sino casi 5 mil. ¿Qué pensaste?

-Lo primero fue: ¡Qué tortura que lo estén haciendo con ese frío! Creo que la gente estaba emocionada de ser parte de esto y creo que en ese sentido mi trabajo fue un catalizador de algo más grande. Fue una especie de explosión social. Recuerdo que cuando ya había muchos desnudos, venían otros aún con ropa corriendo por el parque. Era una locura. Dije: bueno, tendré que simplemente entregarme y disfrutar. Sentí que no estaba haciendo arte. Estaba presenciando a una parte de ese país que quería e imagino que aún quiere otro Chile; y me sentí muy honrado y afortunado de haber sido parte de él. Pero al mismo tiempo me sentí frustrado porque no hice que lo quería hacer.

-¿Qué querías hacer?

-Quería separar un poco más a la gente en las esquinas del parque. También pensé en posturas corporales diferentes. Hasta hoy me arrepiento de no haber hecho una tercera fotografía. Simplemente moví mi escalera y lo arruiné todo. Además, me estresaba pensar todo el tiempo en el frío que hacía y toda esa gente ahí desnuda. Trabajé muy rápido por el frío esa mañana, como cuando trabajas con la policía a tus espaldas. Por eso digo que no salió como yo esperaba y siento que tengo una especie de amor inconcluso, un deseo artístico irracional en Chile. Siento que mi obra en Chile está inconclusa.

* «Creo que la gente estaba emocionada de ser parte de esto y creo que en ese sentido mi trabajo fue un catalizador de algo más grande. Fue una especie de explosión social. Recuerdo que cuando ya había muchos desnudos, venían otros aún con ropa corriendo por el parque. Era una locura. Dije: bueno, tendré que simplemente entregarme y disfrutar»

-¿Qué ves hoy en las dos fotografías que tomaste en Santiago en 2002?

-Son distintas, pero en ambas veo a personas más relajadas que cuerpos dirigidos en una composición, como suele ser mi trabajo. Esas personas estaban tan juntas que realmente no podían moverse y ponerse en las posiciones que yo propuse. Hoy las considero más un documento periodístico fotográfico y una experiencia social imborrable en mi vida. Son mitad documental y mitad conceptual, y un verdadero hito en mi carrera. Por eso he intentado tantas veces volver en los últimos 20 años y hacer un nuevo trabajo. Me gustaría entablar una relación artística y colaborativa con Chile como las he hecho en Israel o México, donde vuelvo constantemente con nuevos proyectos. Lo intenté tres veces con Chile y no lo logré. Ha habido posibilidades reales de volver, pero me he negado a convertirme en rostro publicitario y nunca más respondieron.

El primer intento fue en 2012, exactamente diez años después de su primera visita al país. Con expectación, la prensa de la época anunció que Spencer Tunick venía en calidad de turista a Chile para la feria Ch.ACO, que a comienzos de septiembre se realizaba en la Estación Mapocho. “Pensé, como persona, en volver silenciosamente a Chile y sentir el país de nuevo”, declaró entonces el fotógrafo. También le preguntaron sobre su posible regreso a Chile con un nuevo proyecto. Él respondió: “No hay organización artística que tenga la infraestructura para organizarlo”.

La directora de Ch.ACO, Elodie Fulton, recuerda haberse reunido con Tunick durante esos días. Supo también de sus intenciones de volver al país: “Entiendo que él tuvo contacto con un productor chileno, Luis Venegas (director de ARTV) en el que también estaba involucrado el curador chileno Christian Viveros-Fauné. Tunick tenía la idea de desarrollar un proyecto en el sur, en la Patagonia, pero hasta ahora no sé en qué quedó todo eso”.

* «He intentado tantas veces volver en los últimos 20 años y hacer un nuevo trabajo. Me gustaría entablar una relación artística y colaborativa con Chile como las he hecho en Israel o México, donde vuelvo constantemente con nuevos proyectos. Lo intenté tres veces con Chile y no lo logré. Ha habido posibilidades reales de volver, pero me he negado a convertirme en rostro publicitario y nunca más respondieron»

Meses antes, Tunick había conocido al que define como un “hombre de negocios chileno” en un conocido restaurant en un aeropuerto durante la escala de un vuelo de regreso a Estados Unidos. “Estaba interesado en que yo hiciera una nueva instalación, pero fue todo tan informal que desde luego no resultó”, recuerda el fotógrafo. Tiempo después conoció a Luis Venegas y tomó contacto con su productora TVI, a la que pertenecen canales como ARTV, VíaX y Zona Latina. “Él fue muy amable conmigo y comenzamos a desarrollar un proyecto que me traería de vuelta a Chile”, cuenta.

Francisco Brugnoli fue contactado durante ese tiempo por un productor del que no recuerda su nombre y que decía estar detrás de la nueva propuesta artística de Tunick. “Me pareció extremadamente comercial todo y dije que no estaba interesado. Él me pidió mi opinión y se la di: le dije que las segundas partes nunca eran buenas”, cuenta el ex director del MAC.

El artista retornó nuevamente al país un año después, en octubre de 2013. Venía durante seis días a recorrer Santiago, Valparaíso y Antofagasta, buscando nuevas locaciones. “Siempre quise volver y continuar haciendo mi arte aquí”, dijo durante en una conferencia de prensa en el Palacio Consistorial de Providencia, ante una docena de periodistas y reporteros gráficos que lo trataron como un rockstar. Allí compartió además junto a la entonces alcaldesa Josefa Errázuriz. 

“Él nos contactó como municipalidad con la intención de volver a Chile y buscar nuevos espacios. Recuerdo que su propuesta era hacer retratos siempre de desnudos y menos masivos”, cuenta la ex edil. “Su tema era el río y él pensaba también hacer fotografías a mujeres desnudas en el Parque de las Esculturas. Incluso en algún momento se pensó en una gran calle que podría haber sido Providencia, pero eso nunca se materializó. Finalmente, no le hice seguimiento. Entiendo que él prefirió otras locaciones y nunca más tuvimos respuesta de su parte”, agrega.

 El fotógrafo volvió a desistir. Tardaría otros dos años en reintentarlo.






CONTINÚA...

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