No sé follar si no es amando. Me da igual si hace dos segundos que te conozco o una vida eterna. No sé follar si no es mirando, descubriendo, entregando. No sé adentrarme en ti si no es venerando. No sé cabalgarte si no es sudando, riendo, explotando. No sé comerte si no es succionando, lamiendo, degustando.
Es posible que mientras nos averiguamos te susurre al oído que te amo. Sin previos, sin adelantos. Seguramente te quedes ahí, ¿asustado? Pero es que de verás, no sé follar si no es navegando entre el grito que bombea tus venas y el descontrol que colapsa mis arterias. Te juro que lo intenté años atrás en vidas que ahora parecen ajenas. Y me sentí vacía, me embriagaba la pena. Por qué tengo que separar el amor del sexo o el sexo del amor. Por qué no puedo simplemente fusionarme con otro(s) ser(es) y crear mil historias sin necesidad de encontrar la verdadera. Por qué me da más vergüenza desnudar el sentimiento antes que el cuerpo. Por qué no puedo besarte como si fueras el oxígeno que tanto anhelo. Por qué no puedo saborear la inmortalidad por un puto momento. Por qué nos deleitamos con nuestras cenizas y no nos damos cuenta de que podemos parar el tiempo. Por qué no estamos, por qué no nos vemos. Por qué no follamos si parece que lo estamos haciendo.
Si te enredas conmigo aunque sea por un segundo, aunque sea por un fragmento; te voy a amar, ya te lo advierto. Porque cuando roce la tumba con mis huesos no quedará ningún hueco que no esté completo. Porque cuando se pare el pulso y me embriague el miedo no me llevaré los bolsillos llenos de lamento. Porque todo el amor que entregue en esta vida seguirá danzando por el universo.
Porque aunque no te vuelva a ver o no se repita ni una vez, te amo desde donde te siento, aquí, en mis adentros.
Fuente wilma_lorenzo
https://www.facebook.com/andrea.watanabe.75
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