En los 44 días que llevamos recluidos en nuestras casas viendo la vida desde los balcones, la naturaleza ha vuelto a recuperar los espacios que los humanos les habíamos arrebatado.
Y por eso, hoy es posible ver delfines o medusas en unos cristalinos canales venecianos, ballenas bordeando las costas de nuestro litoral, cabras montés recorriendo las calles de los pueblos de Andalucía o bandadas de flamencos en la malagueña playa de La Misericordia.
Ahora que nuestra vida y nuestros espacios se han visto limitados por un ser microscópico que nos está haciendo enfermar y morir, deberíamos entender que los humanos tenemos que dejar de ser un virus para la naturaleza. Respetar a los demás seres vivos que conviven con nosotros y proteger su hábitat.
La propia naturaleza nos manda un mensaje para hacer que bajemos los humos y no nos creamos por encima de todas las demás criaturas que pueblan el planeta.
¿Seremos capaces de verlo y de reaccionar?
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