La desnudez en mi vida ya fue tabú, motivo de vergüenza, culpa y miedo; pero para quien ya no fue o aún es? La desnudez que hablo es el desvío de las máscaras, patrones limitados y de todo el yo irreal que aprendemos a alimentar para caber en los protocolos e ideas preestablecidas.
Hace tiempo inicié una jornada de conciencia y cura de esos patrones y tabúes sobre la piel que habito. Como investigadora del templo del cuerpo, tenía algo que no descendía en mi garganta sobre la forma en que el cuerpo es visto y habitado. Todavía me impresiona cómo la raza humana guarda una memoria y una relación de vergüenza del propio cuerpo, y eso va mucho más allá de la desnudez. Vergüenza de las secreciones del cuerpo como el sudor por ejemplo. Vergüenza del olor natural del cuerpo. ¿Has sentido el olor natural de tu piel?
Recuerdo cuando fui a Hawai en una de sus magníficas playas de belleza salvaje intacta, me encontré con algunas personas desnudas en la playa, aunque no era una playa de nudismo. Algo me encantó sobre aquella gente; su naturalidad, pureza y entereza. Eran personas de diferentes géneros y edades que compartían algo en común; Ellos no Estaban en la playa, ellos Eran la playa, parte integrante e indisociable de la belleza de aquel paisaje! Me di cuenta de que existía una laguna enorme entre mi ser natural y las expectativas de cómo debía por mí.
Años después fui a hacer un retiro y tenía una vivencia donde el desnudo era opcional. Aunque estuvimos todos vendados, yo, sólo de pensar en esa posibilidad, accedí a memorias que nunca había investigado antes. Parecía que todos me miraban y juzgaba y me di cuenta de que estaban, pero no eran las otras personas, sino mis propias memorias y proyecciones, aquellas que estaban bien vivas y escondidas dentro de mí.
En aquel momento no percibí con tanta claridad, sólo sentí una inmensidad de emociones, me caí a todas ellas y con ellas decidí entrar en mi propio cuarto oscuro y enfrentarme a mis fantasmas. Fue el comienzo de una cura que tenía una mezcla de revuelta y dolor por todos los abusos y represiones que somos sometidos, pero también un amor y liberación por poder acceder a todo esto y traer al consciente las fuerzas que estaban ocultas y guiando mi vida y percepciones. Y ahí fueron y son años en cursos, terapias e investigaciones.
Hoy, mi relación con la desnudez es algo sagrado y un símbolo de respeto.
Cuando voy a bañarme en las aguas sagradas de una cascada, por ejemplo, si siento que es algo natural, la reverencia me desnude de la ropa y me presento como soy; natural y real, con todas las perfectas imperfecciones, siendo una con la naturaleza y no sólo una mera espectadora.
Namaste,
Fernanda
https://fernandacunhayoga.com/nudez-do-corpo-a-alma/
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