Esa complicidad madre-hija la he visto muy pocas veces... Ver cuánto ha progresado y cuán feliz es, me deja el corazón llenito de amor. Me encanta ver cómo le planteas la vida a Alondra, con temas tan naturales como el respeto hacia el cuerpo, dándole una concepción más real que la que nosotros hemos vivido, donde los prejuicios sociales coartan nuestra propia felicidad. Sin morbo puedes construir hasta una fortaleza de tu autoestima, una tan fuerte que ni los comentarios más desgraciados puedan lastimar. Gracias, infinitas gracias por compartir mi rinconcito de felicidad.
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