jueves, 17 de enero de 2019

NATURISMO, CADA FAMILIA UNA SENTENCIA (BRASIL)



Estar totalmente "a gusto" ante los hijos exige buen sentido y naturalidad. ¡Descubra hasta dónde ir para no chocarlos y preservar su aislamiento!

Usted está disfrutando de una verdadera luna de miel con su amor. Además de aumentar la intimidad entre la pareja, disfrutar de los placeres de la vida a dos también presupone mayor libertad para quedarse a gusto en casa, sin preocuparse mucho con puertas abiertas y las miradas de los demás. Pero cuando los hijos llegan?

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A partir de ahí, muchas parejas se sienten inhibidas y pasan a limitar sus momentos íntimos a las cuatro paredes de la habitación. Otros no se molestan con la presencia de los niños, ni se preocupan de quedarse sin ropa o bañarse ante los hijos, ya que todos pertenecen a la misma familia.

Escancar la intimidad ante los hijos acaba por suscitar muchas dudas en los adultos. Además de preocuparse por el resultado de esta actitud en el desarrollo de los pequeños, buena parte de los padres se preguntan hasta dónde ir para no chocarlos y no invadir la privacidad de ellos.

De acuerdo con Suzanna Amarante Levy, psicóloga de familia en São Paulo, más importante que simplemente transitar desnudo es el clima establecido en casa en torno al hecho, así como la forma de encararse. "Desprenderse puede ser tanto un acto natural como erótico. La posición y el comportamiento de los padres configura lo que el desnudo representa. Ya cuando la desnudez es erotizada, rodeada de maldades y prejuicios, puede realmente despertar deseo precoz y una mayor erotización en los niños ", completa. Sin embargo, eso no significa que usted deba renunciar a los momentos de besos, abrazos cariñosos con sus hijos. Relax! Entrar en la ducha junto con su pequeño para bañarse en él, no lo hará una persona adicta al sexo en el futuro.

Aclarar las dudas y diferencias

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Si no te importa ser sorprendido sin ropa, procura ser lo más natural posible en tus actitudes. Se libera de toda angustia y tensión al desvestirse ante los niños. "Ellos consiguen captar y decodificar este" lenguaje no verbal "del cuerpo y, si perciben una señal de aprehensión por parte de los padres, tienden a encarar a la desnudez como algo feo o prohibido", alerta Suzanna.

Además, el cuerpo humano despierta mucha curiosidad en los niños. Ellas perciben las diferencias físicas entre niños y niñas y entre papá y mamá, lo que acaba por generar innumerables dudas en sus cabecitas. Por eso, esté siempre listo y dispuesto a contestarlas. Sólo hable lo que son capaces de entender, de manera clara, sin rodeos. Trate de mostrarles que el cuerpo es algo hermoso, que nada tiene de pecaminoso y, por eso, debe ser respetado.

Normalmente, los pequeños tienen necesidad de tocar el cuerpo de los padres, aún desconocidos para ellos, movidos por una gran curiosidad. En ese caso, evite quedarse obligado, dejando claro que el cuerpo del papá o de la mamá no es un maniquí a ser explotado. ¡Privilegie y preserve su privacidad! Al final, tener momentos de intimidad es importante, no sólo para la vida afectiva de la pareja, sino también para el desarrollo sano del niño. No hay mal alguno en tolerar las miradas ocasionales de los niños cuando se está vistiendo o bañándose. Sin embargo, procure no alentar esta intromisión, explicando que los límites que separan las habitaciones de cada uno deben ser respetados.

No se censure por sentirse avergonzado ante los ojitos de los niños. Esto no significa que está tratando a la desnudez como algo prohibido. Los padres también pueden transmitir a sus hijos una relación sana con el cuerpo, incluso estando vestidos.

Si las mejillas de su hijo se quedan cortadas al despojarse ante los padres y él ha preferido cambiarse en la habitación o en el baño, encerrado a siete llaves, es señal de que exponer su cuerpo a otras personas le está causando vergüenza. Respetarla! "La vergüenza es importante para el desarrollo infantil y es normal a partir del comienzo de la pubertad (9 años)", explica la psicóloga. Recuerde que de nada sirve obligar al niño a quedarse sin ropa, si para ella eso es motivo de incomodidad.

Nudez cultural

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Desde la Antigüedad Clásica, la desnudez forma parte de la cultura de los pueblos. Los griegos tenían el hábito de frecuentar baños públicos, así como de participar en los juegos olímpicos totalmente desnudos. Esto porque, para ellos, los cuerpos merecían ser tan exaltados como las mentes brillantes. En el Renacimiento, buena parte de las obras de los grandes pintores retrataron la desnudez, sin ninguna connotación maliciosa. Cercada de tabúes o tratada con naturalidad, la forma de encarar el desnudo varía de acuerdo con la cultura y las tradiciones de las civilizaciones.

No se admira si algún día encuentra personas desnudas tomando sol, tranquilamente, en un jardín de Alemania, por ejemplo. Este no es el caso en Brasil. Aunque el culto al cuerpo y la sensualidad exacerbada tengan presencia garantizada en los outdoors, en la TV y en las revistas, aquí la costumbre de quitarse la ropa en público se limita a algunas colonias de naturismo. La ley y las convenciones sociales refuerzan la idea de prohibición en torno a la desnudez en público, considerada atentado al pudor, pasando a condicionar las costumbres de las personas dentro de casa también.

Las familias que cultivan ese hábito pueden ser minoría aquí, pero no por eso están cometiendo un atentado contra la castidad. El problema es que las diferencias culturales y de costumbres, incluso entre hogares diferentes, siempre generan conflictos y choques. ¿Qué harías, por ejemplo, si tu hija fuera a dormir en la casa de un compañero y volvía contando que vio al padre de la amiga desnudo?

Por lo tanto, "más que apreciar el acto de quedar desnudo, los padres deben entender que educar a los hijos es crearlos también para la sociedad, de acuerdo con el contexto social y cultural del lugar en que se vive", explica Suzanna Amarante Levy . Además de evitar situaciones embarazosas, eso condiciona a los niños a convivir en sociedad. Tenga buen sentido y haga respetar los límites físicos impuestos por los diversos ambientes de la casa. ¡Respete la privacidad, la suya y la de sus hijos, y les enseña que golpear en la puerta antes de entrar es parte de las reglas de convivencia! Se disipa, también, de los prejuicios y explique a ellos que cada familia tiene hábitos propios y modos diferentes de vivir.

Por Maria Paola de Salvo, eStora N. Equipo LOS NATURISTAS

http://osnaturistas.com/es/noticias/naturismo-cada-familia-uma-sentenca/

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